Qué cosas tiene Australia Navarro, que de puro disciplinada que es repite las consignas sin percatarse de cuanto la sitúan al borde del precipicio. Y del ridículo político. Este martes, en el Parlamento de Canarias, la portavoz del Grupo Popular volvió a ejecutar a la perfección el encargo de su jefe de filas, José Manuel Soria, de dar largas a cualquier posibilidad de renovación de los órganos institucionales dependientes de la Cámara. Tú di que queremos la presidencia de la Audiencia de Cuentas y que ésa es una exigencia innegociable. Pero, por si acaso, luego llamas y dices que aceptarías la presidencia del Consejo Consultivo si, a cambio, nos dan tres en vez de dos vocales de elección parlamentaria, y que ese tercero sea uno de los tres que designa el Gobierno. ¿Pero cómo voy a pedir tal cosa, José Manuel? Tú pídelo, que seguro que te van a decir que no. Y para la reunión de la Junta de Portavoces que se fue la muy diligente y disciplinada Australia Navarro. El portavoz de Coalición Canaria, José Miguel Barragán, que tiene mucho más colmillo que ella, ya sabía con qué recaditos venía, y le espetó en el minuto uno que aquella petición de presidir la Audiencia de Cuentas iba a ser imposible de asumir. En ese instante, la enviada especial del PP contestó que no había nada más que hablar y que abandonaba por lo tanto la reunión. Veinte segundos exactos, veinte, lo que bien pudiéramos ya ir calificando de reunión meteórica a la par que elocuente. A la salida, Navarro proclamó a los cuatro vientos que su partido era víctima, atención, atención, del “rodillo de CC y del PSOE”. Qué tiempos aquellos de hace cuatro años, ¿verdad?