José Manuel Arnáiz ya no anda para muchos trotes, y como si de un radical se tratara ya metido en pérdidas, ha decidido dotarse de los correspondientes escudos humanos. Han pasado desapercibidas una parte de sus declaraciones del viernes, justamente el momento en que decía a los periodistas que, ante la petición de destitución formulada por Carmelo Ramírez, debían preguntar a Soria, a Mauricio y a Adán Martín, que le apoyan, le ordenan y le inspiran. A Mauricio no hizo falta preguntarle, que ya mandó a Aurelio Ayala y a Fernando González a decirlo en esa convención estilo Plaza de Oriente. Y a Soria, tampoco, que ya se encargó el periódico del régimen de echarse la camisa por fuera y defender a Arnáiz con tanta pasión que se les pasó el arroz cantidad.