La primera gran mentira de esta nueva andanada de Santana Cazorla contra las instituciones tiene que ver con el destinatario de sus críticas, sobre la institución que él considera responsable de no haber recibido aún autorización para desarrollar un muelle deportivo en la playa de Tauro, en la desembocadura del barranco de El Lechugal, municipio de Mogán. No es el Cabildo quien autoriza o niega las concesiones para muelles deportivos, sino el Gobierno de Canarias, donde el empresario sureño tiene grandes amistades telefónicas todavía. Con una concesión de ese tipo en las manos, cualquier promotor obtiene enseguida las licencias, como le acaba de suceder a Satocan en Bahía Feliz tras una accidentada tramitación que acabó en Bruselas. El Cabildo sólo tiene competencias en planificación (dónde y cuántas marinas puede haber) y precisamente a la actual Corporación sólo cabe atribuirle haber desbloqueado el Plan Territorial Especial sobre este tipo de instalaciones, que ya ha pasado la aprobación de su avance tras doce años de absoluta parálisis en esta materia.