La vida política se compone de muchas cosas, pero coincidirán con nosotros en que los símbolos juegan un papel determinante en esa actividad. Es simbólico, por ejemplo, que Román Rodríguez se presente siempre pulcramente peinado y vestido a cualquier acto público; es simbólico que en plena crisis futbolera, la presidenta del Cabildo y varios consejeros de la Corporación acudan a plantar césped al nuevo estadio. Es simbólico que venga Zapatero a reforzar a un líder socialista que necesita cíclicamente unos riqui-racas. Pero para simbolismos los de la noche del miércoles en Tinajo durante el acto de lectura del pregón de las fiestas. La pregonera fue María Bernarda Barrios, todavía a estas alturas diputada por el PP y candidata a ser candidata de algo con CC. Tinajo es municipio de Coalición, y al pregón acudieron, y se dejaron ver de manera ostentosa, los consejeros nacionalistas Julio Bonis y Juan Carlos Becerra. Con esos símbolos nos bastaría para componer una buena teoría. Pero es que hubo más. Nardy largó un pregón de los que hacen época, utilizando otro simbolismo, el de los siete puñales que lleva clavados la Virgen de los Volcanes, la patrona, única imagen que presenta esos hirientes elementos, además de la de Tara. La pregonera relató, en base a los siete puñales, las siete puñaladas ambientales que sufre la isla de Lanzarote, con especial atención al lunar que supone Arrecife. Y el simbolismo máximo: el pregón fue repartido mecanografiado entre los medios de comunicación, cuyos representantes todavía están sorprendidos de que la diputada lo recitara de memoria, es decir, sin papeles. Y aquí tenemos el último simbolismo del día: ¡sin papeles, como Mauricio! Más pistas no podemos darles.