Ya que van a meterse en las procelosas aguas de las competencias del director general y del presidente de La Caja, bien harían los miembros del consejo de administración de la entidad en recortar un poco las sustanciales diferencias de sueldo que presentan ambos altos cargos. Es verdad que ser florero y cobrar 175.000 euros al año parece remuneración hasta generosa, pero si se tiene en cuenta que a) Suárez del Toro no quiere ser florero, y b) García Falcón cobra la nada despreciable cantidad de 250.000 euros al año, casi estamos por pensar que el antecesor del actual presidente era un hombre de espartanas costumbres y mucha disciplina juanfrancisquista. Porque ya tiene bemoles cobrar 75.000 euros menos que tu compañerito de fatigas y de departamento universitario y no decir ni pío durante cuatro largos años de penitencia.