Mientras, más al sur, cerca de los jardines que Santana Cazorla pidió a Talher que le cuidara, una flota de camiones y tractores de esta última empresa hace de las suyas. Es en Anfi del Mar, donde esa maquinaria se mueve con intensidad. Casi diríamos que a lo grande. La línea de ribera frente al último producto de Björn Lyng, el Gran Anfi, está siendo trasladada como en los viejos tiempos, cuando ese viejo y aguerrido luchador que es Santiago Santana decidió comunicar Taurito con el Puerto de Mogán sin permiso ni autorización alguna. En Costas nos dicen que hay autorización, pero para mejorar la defensa marítima. Mientras el estupor crece entre los usuarios de aquel dominio público, ¿quién hace algo? ¿Será que aún no se han enterado en Costas? ¿No lo vio el delegado del Gobierno cuando navegó este verano azul en el viejo barco del señor Lyng hoy reconvertido para uso turístico?