Regresa la pesca del salmón a la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, y lo hará este viernes de la mano del empresario Santiago Santana Cazorla, copropietario de la empresa Anfi del Mar y viejo conocido de la casa. Comparecerá como testigo ante la magistrada Margarita Varona, que ya archivara en 2007 una pieza separada bastante subidita de tono con la que se trató de dilucidar si el empresario, el presidente del Gobierno (a la sazón Adán Martín) y el consejero de Medio Ambiente, entonces y ahora Domingo Berriel, habían cometido tráfico de influencias y alguna otra cochinada durante aquellas inocentonas conversaciones telefónicas pinchadas en el marco de la Operación Góndola. No podrá ser interrogado por eso este viernes Santana Cazorla, pero sí sobre su grado de conocimiento, complicidad, complacencia, regocijo, o desagrado, rechazo, rebote... por el famoso viaje que su fallecido socio, Björn Lyng, celebró con la familia Soria en agosto de 2005 en plena tramitación de las camas turísticas de Anfi Tauro.