La prudencia y los más conservadores abogados aconsejarían en estos momentos silencio, agachar la cabeza, e incluso, un acercamiento pactista. Pero las más elementales normas de convivencia democrática, de separación de poderes y de funcionamiento correcto de los diferentes estamentos de la sociedad y del Estado de Derecho obligan a lo contrario. La sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas ratificando una condena por calumnias al director de este periódico por la famosa y jamás aclarada operación de La Favorita nos tiene que animar a todos a mantener activada la crítica razonable a las instituciones y a los servidores públicos como si del primer día de vida de este periódico se tratara. Recurriremos la sentencia, por supuesto, porque no la consideramos de recibo, y continuaremos ejerciendo nuestros derechos y los de nuestros lectores y oyentes a la libertad de información y de expresión.