Si fallan los políticos, los futbolistas y los sucesos, al periodista siempre le cabe el recurso de la web oficial del Gobierno de Canarias, apartado de licitaciones públicas. Les podemos garantizar que tales figuras administrativas son una fuente inagotable de boquiabiertismo, entendido tal fenómeno (perdonen por el palabro) como la posición en la que se le pueden observar a cualquiera las fauces al leer ciertos concursos, ciertas adjudicaciones y ciertos nombres de beneficiados. El mes de agosto, además, es tiempo propicio para extravagantes adjudicaciones por el artículo 33 (“no te preocupes, que convocamos un concurso y te lo damos a ti”), quizás porque en algunos ámbitos institucionales se ha establecido que nadie se entera. Y no es cierto, nos enteramos igual, porque en realidad son los que dicen que no lo hacemos los que realmente están en Belén con los pastores. Para hoy hemos escogido un pequeño ramillete de muestra de adjudicaciones agosteñas que afectan a las consejerías de Industria y Turismo y, para que no falte de nada, al ente público Radiotelevisión Canaria.