La nueva ministra de Medio Ambiente tiene algunos puntos de relación con Canarias, unos más endebles que otros, pero tiene. Algún periódico trataba el otro día, incluso, de vincularla en alto grado de amistad con el alcalde de Las Palmas, presidente del PP y ministrable de Asuntos Exteriores si algún día Aznar se acuerda de él. Pero no son tan amigos, según hemos podido saber de fuentes generalmente bien informadas y con altas dosis de mala uva. No sólo no lo son, sino que doña ElviraRodríguez más bien no tiene un alto concepto de Soria, al que considera persona de talante algo autoritario y puntito machista, según se le ha podido oír. Además, todavía guarda con esmero y a la espera de la correspondiente satisfacción, un cabreo que tiene pendiente de resolver con el alcalde de la ciudad de Las Palmas.