Luego están las cosas que no se ven pero se huelen. Las carreras de Pepa Luzardo y las lumbreras que le acompañaron en la gestión municipal entre 2003 y 2007 las están pagando ahora los ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria. La repavimentación de las calles de la zona Triana, con una piedra mala como un dolor, que se mancha y no se puede limpiar, sirvió para tapar las deficiencias del saneamiento, que no se reparó pese a que había dinero del Gobierno para hacerlo. Esas deficiencias tampoco se corrigieron en la plaza del teatro Pérez Galdós, y cuando llegaron las lluvias de diciembre afloró el problema de modo imparable y asqueroso. Los vecinos se quejan de que “Triana huele a mierda”, y ahora el Ayuntamiento ha de proceder a levantar pavimiento y reparar las redes de saneamiento. De nuevo, muchas gracias, Pepa.