Son, como están viendo, distintas varas de medir en función de quienes sean los protagonistas de cada historia. Al fin y al cabo, la política y las instituciones no son más que un reflejo de la sociedad en la que se desenvuelven sus protagonistas. Y si nos situamos en el terreno de lo judicial, la historia se repite. No es lo mismo un descamisado, un presunto delincuente sin cara y sin nombre que un presunto delincuente de cuello blanco y calzoncillos de Hugo Boss. Esta semana comparecía ante la magistrada Carla Bellini el alcalde de Santa Cruz de Tenerife, Miguel Zerolo, para responder de la denuncia que contra él y otras diez personas le ha formulado la Fiscalía Anticorrupción. Contrariamente a lo que suele ser práctica habitual en el alto tribunal canario, no hubo nota de prensa previa anunciando tan inusual acontecimiento, ni se enteraron los periodistas que habitualmente cubren tribunales. Quizás porque se eligió una fecha en la que no había señalamientos destacados en el vetusto edificio de la Audiencia Provincial de Las Palmas, donde está el TSJC, donde está Bellini.