Así es, el mismo año en que Roldós abandonó el PSOE y abrazó el reformismo patriótico y constitucional consiguió -como dijimos el lunes- que el Ayuntamiento de Soria le adjudicara la explotación de una terraza, La Romana. En el negocio, además de ella y de su marido, estaba representada por su hijo una conocida empresaria que resultó muy beneficiada por Jorge Rodríguez, por entonces concejal de Urbanismo, y hoy hombre de la máxima confianza del líder del PP. Insistimos en los datos, que son inequívocos: Roldós abandonó el PSOE cuando el PP llevaba dos años gobernando en España y tres en el Ayuntamiento de Las Palmas. Luego, no huía de la corrupción, quizá la añoraba. La terraza, a poco de ponerla en explotación, empezó a ir mal porque los socios no congeniaban (además del matrimonio Roldós y del hijo de la empresaria beneficiada, se encontraba en la sociedad un conocido empresario de la noche teldense). Así que Soria, aconsejado por Jorge Rodríguez, autorizó traspasar una licencia municipal de modo irregular. Los compradores fueron Armando Machín y José Castellano, que a partir de esos momentos se convirtieron en los empresarios favoritos del PP para estos menesteres. Por cierto, la empresaria beneficiada, dueña de una empresa fantasma, motivó entonces la dimisión de Jorge Rodríguez cuando se descubrió el pastel. Y la señora Roldós, a pocos metros, huyendo de la corrupción socialista.