De Luis Larry Álvarez hemos escrito aquí material suficiente para una enciclopedia, y casi todo lo que de él hemos contado no es para que repetírselo a sus nietos en una sesión de batallitas. Pero cuando en él encontramos un acierto, rápidamente venimos aquí para contarlo. En el pleno en el que asumió la cruz de la oposición del Cabildo, la que le largó Soria a los 16 segundos exactos de ser descabalgado de la presidencia, Larry anunció que daría al equipo socialista entrante 130 días de gracia, es decir, un mes más de lo que manda la tradición. No conocemos los verdaderos motivos de tanta generosidad, pero sí sabemos que ochenta días después el popular sigue respetando su palabra. Tanto es así que al primer pleno del curso político, el PP sólo presenta dos mociones, una de carácter absolutamente obvio, sobre el Gran Canaria Ballet, y la otra sobre del nacimiento del Padre San Antonio María Claret. Por si no lo recuerdan, tan ilustre cura da nombre al colegio donde, entre otras personalidades pasadas y presentes de la política canaria, pasó sus años de galletoncito el hoy portavoz del PP en el Cabildo. Obras son amores, y ochenta días después de ser oposición, Larry regresa a sus orígenes.