Explora 'Los límites de la transparencia' de Jorge Oteiza
MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
La muestra 'Los límites de la transparencia' explora la frontera donde se separan y se unen el espacio construido y el espacio natural en la obra del artista vasco Jorge Oteiza. La Fundación Canal de Madrid acogerá esta exposición hasta el 25 de abril, que ha sido comisariada por su sobrina, Pilar Oteiza.
Oteiza (Orio, Guipúzcoa, 1908-San Sebastián, 2003) llevó a cabo un proceso de experimentación mediante geometrías esféricas y los cubos, hasta lograr su máxima expresión de sus tesis en sus cajas metafísicas. En esta ocasión, la muestra ofrece 34 esculturas, y cuatro de ellas, de gran formato, podrán visitarse en los jardines de la fundación.
Pilar Oteiza explicó que esta exposición se observa cómo en el proceso de búsqueda estética el artista va eliminando materia, primero con los poliedros y después con sus chapas, hasta crear un “espacio vacío y espiritual”. A partir de ahí aparecen las unidades livianas, que son las que configurarán los límites de la obra que relaciona el espacio interior con el espacio en el que se inserta.
Las obras de una de las salas pertenecen a la etapa de gran intensidad matérica, que se identifica con su periodos del proceso de 'Ley de cambios', con el que Oteiza modelaba el proceso temporal de creación. Según explicó la comisaria de la muestra, en el transcurso de tiempo las obras de arte pasan por un proceso de llenado y vaciado. Según indicaba Oteiza, siempre se parte de cero para llenar, expresar y acumular lo que se pretende expresar. Luego se reduce la forma a sus elementos mínimos, para conseguir la expresión más sencilla y mínima.
DESCOMPOSICIÓN DEL CUBO Y LA ESFERA
Una de las fases creativas de Oteiza corresponde a su descomposición de la esfera. Según indicó el propio artista, “si es capaz de rodar, por muy abierta que sea, no funciona como organismo vivo que interactúa con su entorno”. Por este motivo la rompe, la abre y la silencia. Según manifestó su sobrina, para el artista el movimiento no tiene naturaleza estética, así que hay que paralizar la esfera y eliminar, pues, su punto de apoyo.
En estas obras se observa la retícula de Mondrian curvada, que se despega del plano, así como la unidad Malevich curvándose también, desplazándose en espiral en el espacio, un momento en el que ya busca que la estatua se abra al espacio exterior.
Respecto a la descomposición del cubo, la comisaria de esta muestra explicó que comienza con la apertura de poliedros que trabaja en piedra. “La unidad Malevich está muy presente, sirviendo de sustracción o adición, según sea necesario”, indicó. Así, con sus maclas inicia la desocupación del cubo, que luego pasa a ocupar con planchas metálicas en las que utiliza neta la unidad Malevich, una unidad dinámica que pone en relación la obra con su entorno.
De esta forma, con planos de acero construye sus cajas abiertas, sus cajas vacías, su 'Homenaje a Mallarmé' o su 'Odiseo', que llevará al silencio en sus Cajas Metafísicas: 'Homenaje a Fray Angélico', 'Homenaje a Leonardo', entre otras. En concreto, la muestra incluye dos anunciaciones, ambos un vacío construido que muestra un espacio de recogimiento y serenidad, a lo que Oteiza denominó 'Homenaje al espíritu', un espacio vacío para el recogimiento del espectador.
AÑOS 50: EXPLOSIÓN CREADORA
En los años 50 el artista pasa por un proceso de explosión de su capacidad creadora y es en este momento cuando le proponen realizar la estatuaria de Aránzazu y se pone de lleno a trabajar con pequeños formatos de escultura con diversos materiales. “Es su etapa más importante porque en ese momento consigue llegar a su búsqueda, al final de su búsqueda estética”, señaló. “La madurez artística de Oteiza fue un proceso, y siempre supo que era un artista, y buscaba cómo responder a esa llamada interior”, señaló Oteiza.
Respecto a su persona, destacó que era alguien maravilloso como ser humano, “un referente de persona especial, un genio, inteligente y extremadamente vivo, con un amplio sentido del humor”. Además, indicó que era “profundamente espiritual, porque procedía de familia católica, aunque continuamente cuestionaba esto”.
En cuanto al espacio que ocupa la obra de este artista en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la comisaria indicó que “lamentablemente” no se entiende ni se conoce a Oteiza. “No hay suficiente espacio donde mostrarlas, y lo que se ha hecho en esta exposición es permitir que se pueda rodear la pieza, ver desde distintas perspectivas”, dijo.