El Gobierno de Canarias declara tres nuevos BIC en el sur de Tenerife
El Gobierno de Canarias ha aprobado el decreto por el que se declaran Bienes de Interés Cultural tres antiguas edificaciones en el sur de Tenerife. Se trata de la ermita de San Isidro, en Granadilla de Abona, el antiguo secadero de tabaco, en el mismo municipio y la Iglesia del Antiguo Convento de Santo Domingo, en Güímar. Los dos templos tendrán categoría de Monumento, mientras que el secadero de tabaco pasa a ser Sitio Etnológico.
La ermita de San Isidro, construida en la segunda mitad del siglo XVII, constituye una fábrica de nave única, con la cabecera orientada hacia el este y una sacristía adosada en el costado sur. El pequeño templo se emplaza en el margen del antiguo camino -hoy avenida de Santa Cruz- que conducía desde Granadilla hasta la costa.
Se trata de una de las pocas edificaciones antiguas que se conserva en esta localidad. Junto a su declaración como BIC con categoría monumental, se delimita su entorno de protección, un cuadrilátero ligeramente irregular, que se corresponde con la amplia plaza donde su erige el inmueble, incluyendo las vías que la ciñen por el sur y oeste. Esta delimitación se decreta con el fin de evitar que en el área se desarrollen actuaciones urbanísticas o transformaciones en el paisaje urbano que afecten a su contemplación y al estudio de sus valores. Esta declaración como BIC incluye, además, la imagen de San Isidro Labrador, del siglo XVII, como bien inmueble vinculado.
La Iglesia del Convento de Santo Domingo, en Güímar, está adosada al costado norte del claustro del Convento de Santo Domingo, y es de planta de cruz latina y nave única. El templo pasa a ser BIC con categoría de Monumento, al tiempo que se delimita su ámbito de protección por la necesidad de preservar este templo situado en el núcleo de Güímar, cuyos orígenes se relacionan con el culto mariano y el deseo de proteger la imagen frente a posibles incursiones piráticas en el sureste de Tenerife.
Se asegura de esta manera la protección de la Iglesia, así como el edificio conventual anexo, destinado al Ayuntamiento desde el proceso desamortizador de mediados del siglo XIX. El perímetro propuesto para ser delimitado se completa con una serie de inmuebles periféricos y por las fachadas alineadas en las calles que bordean la iglesia y la plaza del Ayuntamiento.
Muchas de estas fachadas conservan su tipología tradicional y contribuyen a conservar el ambiente histórico del ámbito de referencia. El resto de edificaciones son modernas, pero se incluyen en la delimitación para prevenir posibles usos urbanísticos que afecten a la contemplación de los valores patrimoniales del templo o alteren su entorno. Asimismo, pasan a protegerse los bienes muebles vinculados a la Iglesia: un conjunto de catorce piezas artísticas entre las que se encuentran esculturas, imágenes de bulto redondo, retablos y pinturas al óleo, entre otras.
De vuelta al municipio de Granadilla, se declara otro BIC, esta vez con categoría de Sitio Etnológico: el secadero de tabaco. Fue construido en 1878 por José García Torres, uno de los cosecheros de tabaco más importantes de la comarca de Abona, coincidiendo con el despegue de este cultivo como alternativa a la crisis de la cochinilla.
Asociado a una de las actividades tradicionales de mayor arraigo en el sur de Tenerife, el inmueble, de planta rectangular, destaca por sus rasgos arquitectónicos singulares que ponen de manifiesto la interpretación que en áreas rurales, sujetas a cierto aislamiento, se realizaba del clasicismo romántico, como lenguaje arquitectónico imperante en los principales núcleos urbanos de la Isla.
Se protegerá también el entorno de esta antigua edificación, constituido por un inmueble de valor etnográfico y su entorno inmediato que, en parte, conserva algunos elementos que contribuyen a mantener un ambiente propio de otras décadas, sin grandes impactos negativos generados por transformaciones urbanísticas recientes. Se propone una delimitación que comprende un cuadrilátero regular, justificada por la necesidad de preservar este inmueble de valor etnográfico y gran singularidad.
Por tanto, resulta esencial proteger el ámbito escasamente urbanizado no sólo para lograr una percepción visual más idónea y evitar impactos derivados de procesos edificatorios, sino por la presencia de inmuebles de carácter tradicional, relativamente bien conservados, así como de un tramo del camino real del sur.