''La violencia está en las instituciones''
Hay cuatro fronteras que modulan la violencia humana: la geográfica, que marca la barrera física entre nosotros y los otros; la frontera legal, es maraña de leyes para protegernos de los diferentes, ya sean inmigrantes, ya sean quienes no comulgan con las ideas del sistema; la tercera frontera es la psicológica, la que nos arma cuando salimos a la calle y vemos al otro como amenaza, y la cuarta frontera es la ideológica, la que machaca a todo el que vaya contra el sistema.
Estas son al menos las cuatro premisas que Eloy Quadra Pedrini desgrana en Un ensayo sobre la violencia (En la frontera de lo humano), su tercer libro con Ediciones Idea, presentado este jueves en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. Según Quadra, la mirada al otro, verle el rostro, conocerle, cambia las perspectivas que cada uno carga consigo acerca de esas cuatro fronteras que llevan a la violencia, incluso a la violencia soterrada, esa que por regla general, negamos identificar.
Es por esto que el ensayo, nacido de una ponencia en un Congreso de Neuropsiquiatría que ocupó 25 páginas se ha transformado en un libro diferenciado en cuatro partes que aúnan psicología social, sociología y análisis de la situación “con testimonios directos que llevan al lector a reflexionar constantemente sobre situaciones actuales de violencia y a ponerle incómodo, ya que le invito a analizar”, dice el autor.
El libro, prologado por el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Basilea y miembro del Instituto Internacional de Derechos Humanos de Estrasburgo Mbuyi Kabunda, se diferencia en cuatro partes, aunque en realidad son dos, la que analiza el daño de los unos a los otros sencillamente por ser otros (los diferentes), y la que empuja a tomar parte y romper barreras.
Eloy Quadra destripa los muchos por qué de la violencia. Fue Guardia Civil en Fuerteventura en la etapa en que majoreros y conejeros vivieron lo crucial de la inmigración africana, entre 1999 y 2004. Sacó del agua a personas con un hálito de vida, también a cadáveres. Los miró a los ojos. Se le ocurrió escribir sus primeras percepciones, lo que le costó un mobbing del que finalmente ha salido airoso. El segundo libro, Rashib, un mundo por venir ya esbozaba su mirada al inmigrante, mejor, al desvalido. En este tercer libro, esa mirada se disecciona desde el amplio estudio que justifica al ser humano. Por qué y para qué.
La violencia es un concepto amplio y la peor de todas es la violencia institucional. El guardia civil es el último eslabón de la cadena, que en muchas ocasiones está obligado a cumplir determinados reglamentos y a actuar de determinada manera, no se puede hacer otra cosa. A mí me ocurrió. Yo cumplía con la máxima humanidad que podía las órdenes que me venían de fuera, luego por suerte salí de la Guardia Civil y ahora estoy al otro lado de la frontera“, cuenta este activista de los derechos humanos.
“La violencia está en las instituciones, deja fuera y machaca a los más débiles”, insiste el autor, que al final de su obra reclama que un mundo mejor es posible, e incluso invita a esa militancia social, pero siempre desde la premisa de que conocer al otro te cambia la perspectiva por efecto de las neuronas espejo, las que se activan cuando ves sufrir a los demás, las neuronas claves en la compasión.
La militancia-rebelión a la que invita Quadra Pedrini viene desgranada en el cuarta parte del libro, la que analiza que el ser humano es bueno y hay que tener confianza en él. Explica que la clave “está en la búsqueda de la razón apasionada frente a la razón instrumental, presente desde la ilustración hasta ahora”. Por razón apasionada entiende la que lleva a ponerse en lugar del otro. La razón instrumentalista la define como la que convierte al otro en mercancía, lo que es la razón de ser de las políticas migratorias de la Unión Europea. “Por un objeto no se siente pena. Cuando convertimos al inmigrante en objeto, mano de obra, ¿”qué pena podemos sentir?“, concluye.