La muerte del portavoz de las FARC desata un conflicto entre Colombia y Ecuador y Venezuela
La muerte en territorio ecuatoriano del considerado segundo al mando de la guerrilla de las FARC, Raúl Reyes, ha desatado una crisis de imprevisibles consecuencias entre Colombia y sus vecinos de Venezuela y Ecuador.
Esta crisis se desencadenó el domingo tras las duras declaraciones contra el Gobierno del presidente colombiano, Álvaro Uribe, por parte del mandatario venezolano, Hugo Chávez, seguidas por las del ecuatoriano, Rafael Correa, quien acusó a Colombia de haber agredido a su país.
A las habitualmente descalificaciones de Chávez contra Uribe se ha unido ahora Correa, lo que hace temer un crisis prolongada que para Colombia puede suponer un desgaste enorme al tener que atender el frente interno, es decir la insurgencia, y el externo, concretamente los vecinos Ecuador y Venezuela.
Al dar cuenta de la muerte de Luis Edgar Devia, nombre verdadero de Raúl Reyes, el Gobierno colombiano explicó que sus fuerzas fueron atacadas, primero, desde territorio colombiano y, después, desde el otro lado de la frontera.
La Fuerza Aérea colombiana bombardeó el lugar desde donde la habían atacado, unos 1.800 metros en el interior de Ecuador, y a continuación entraron en el país vecino para comprobar los efectos de su ofensiva.
Allí encontraron, en un campamento de las FARC, a un grupo de guerrilleros muertos y entre ellos a Raúl Reyes, a quien trasladaron a Colombia.
A partir de ahí se desató la crisis en la que Chávez primero dijo que no se le ocurriese a Uribe hacer lo mismo en Venezuela porque significaría una “causa de guerra”.
Pero después lanzó su ataque más fuerte contra Uribe a quien calificó de “criminal” y de “mafioso”, para terminar anunciado el cierre de su embajada en Colombia y ordenando el despliegue de diez batallones en la frontera.
Pese a que la primera reacción de Correa, tras recibir una llamada de Uribe en la que éste le comunicaba la operación, fue discreta, posteriormente el presidente ecuatoriano arremetió contra Colombia, retiró a su embajador en Bogotá, Francisco Suéscum, y expulsó al colombiano en Ecuador, Carlos Holguín.
Pero además negó que hubiese habido combates en la zona y afirmó que lo que sucedió en la madrugada del sábado fue una “masacre”.
De acuerdo con la nota enviada por el Ministerio colombiano de Relaciones Exteriores a Ecuador, Raúl Reyes desde hace muchos años, realizaba acciones contra Colombia “clandestinamente, desde territorio ecuatoriano sin el consentimiento de ese Gobierno”.
Presentó sus “excusas” por la “acción que se vio obligado a adelantar en la zona de frontera” y aseguró que el Gobierno colombiano “nunca ha tenido la pretensión o la disposición de irrespetar o vulnerar la soberanía o la integridad de la hermana República del Ecuador”.
A estas excusas, que no han sido atendidas por el Gobierno ecuatoriano, siguieron desde Colombia las revelaciones en las que se sugieren la existencia de “vínculos” directos, y no sin el consentimiento de Correa, entre Quito y las FARC.
Estas informaciones, “muy graves”, según el director de la Policía Nacional colombiana, general Óscar Naranjo, se encontraban en tres computadoras que pertenecían a Raúl Reyes, por lo que se pidió a las autoridades ecuatorianas que “realmente hagan claridad sobre los vínculos de las FARC” con el Gobierno de Correa.
Naranjo citó un documento hallado en una de las computadoras en el que el guerrillero muerto estableció contacto con el ministro de Seguridad ecuatoriano, Gustavo Larrea, quien “en nombre del presidente Correa” le manifiesta su “interés de oficializar las relaciones con la dirección de las FARC”.
Pero además, según Naranjo, en ese documento enviado por Reyes al secretariado o mando de las FARC, se dice que Ecuador “se compromete a relevar” a la oficialidad policial y militar “que sea hostil con las FARC” en las zonas con presencia de la guerrilla.
En este “informe preliminar” de lo hallado en las computadoras del jefe guerrillero, según el mando policial colombiano, “se menciona permanentemente” a Chávez, aunque nada se dice de una relación más explícita.
Si la crisis entre Colombia y Venezuela ya era grave desde noviembre, ahora Bogotá se encuentra con otra con Ecuador, país que acusa a Uribe de mentir al mundo y le exige no sólo disculpas, sino “compromisos” para que no se repitan “estos inaceptables hechos”.