Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia, Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.
El hombre que mató a la madre que lo parió
Decidí escribir este Premium el Día de Canarias por una razón fundamental: no tenía razón alguna de fundamento. Hubiera preferido otras teclas. Mucho más hermosas que las de un ordenador, aunque éstas puedan también generar deliciosas mareas de palabras. Pero en la mañana del 30 de mayo, Pradial, de los prados, añoro las black & white y, quizá también, los dedos de Scott Joplin y la distinguida y elegante vestimenta de Paul y Robert dando El Golpe. Es amplia, amplísima, la vista a la que accedo desde la mesa tras los cristales. Pero no veo ninguna estelada blanca, azul y amarilla ni un mar que brille con siete estrellas verdes. Lo único que percibo es ese silencio del vamos subiendo la cuesta que arriba mi barrio se vistió de fiesta, esa quietud circulatoria de asfaltos y aceras. Las masas, liberadas del trabajo, han salido en estampida hacia costas y montes. Ya no se creen eso de que el trabajo dignifica. Han advertido que, en general, trabajo no es otra cosa que esclavitud y, también en general o teniente coronel, que la dignidad en estos tiempos muy poco tiene que ver con el laboro. No hace falta filosofía ni quedar ebrio de discursos vacuos. Basta con abrir bien los ojos.
Claro que no voy a obviar dos escenas: una, la protagonizada por dos niños de unos cuatro o cinco años vestidos de un impecable gris rayado, caminando Triana de la mano de su abuelo. Dos, la alegría de Quevedo y Román, al haber jugado bien sus cartas ante el Gobierno de Rajoy que por un voto mataba un burro a pellizcones. Ya habrán leído acerca de la profesionalidad de la RTVC al informar del nacionalismo disgregado del territorio discontinuo y también de la velocidad de Clavijo en coger la mochila e intentar arrimar el ascua a su sardina con el tópico y típico lo logramos juntos. Y no, no ha sido así. En una muestra lamentable de incapacidad negociadora, Ana Anita Oremus Oramas se entregó la primera noche en los brazos de Rajoy, arrebatada por la inconmensurable capacidad de seducción del líder plasmático de AP/PP. Mariano, que tiene nombre de cura, zorro aldeano de albero y alpargata o numerario del Opus Dei, consiguió el voto de CC casi sin pedírselo. Un logro que debería ser considerado en su justa medida, ya que al Vizconde de Valmont o a Giacomo Casanova les costaba un poco más conseguir las hembras. Don Juan – menudo canalla – tenía su propio estilo, muy lejos de los escrúpulos y el respeto. Don Luis Mejía: “¡Por Dios que sois hombre extraño! ¿Cuántos días empleáis en cada mujer que amáis?”. Don Juan Tenorio: “Partid los días del año entre las que ahí encontráis. Uno para enamorarlas, otro para conseguirlas, otro para abandonarlas, dos para sustituirlas, y una hora para olvidarlas”.
Pedro Quevedo y Román fueron más inteligentes y, pese a que lo arábigo no es que esté precisamente de moda – salvo el camión arrollador, el kamikaze lapa y el AK-47 – sacándole jugo al escaño con un exprimidor de lunáticos limones de Tucumán, utilizaron dos técnicas muy cool al aroma del desierto:
a) Siéntate en la puerta de tu casa y espera a que pase el cadáver de tu enemigo. Es decir, sin prisas, que las prisas en una negociación generalmente proceden del lado más débil.
b) Regatea. Jamás aceptes la primera oferta. Jamás. Contraataca. Dialoga. Exige. Pero desde la coherencia y el carácter riguroso. Nunca desde la soberbia ni la indigencia plañidera del que espera migajas. Y, finalmente, deja siempre una salida honorable al que tengas enfrente. Nunca humilles aunque venzas. Y les salió bien la jugada. Sin necesidad de acudir con una ristra de ajos, un revólver cargado con balas de plata o una estaca y un martillo, lograron que Nosferatu Montoro aflojara un punto. Cuenta Quevedo – no aquel que dijo: “Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen”, sino el diputado nuovocanariensis – dice Quevedo, digo yo, que Cristóbal arrugó un poco el gesto al tener que asentir y consentir ante las peticiones de NC, pero valió la pena y, aparte de las cifras macroeconómicas, la sociedad civil recibirá, Dios mediante, beneficios concretos. Al transporte de mercancías y al de personas. Se dice, se cuenta, se narra, se rumorea, que viajar entre islas costará 12,50 euros, que es poco más de lo que vale un bono guagua con 10 viajes. Si se confirma, es evidente que la dinámica seguida por Nueva Canarias – no tengo carné de ningún partido ni sindicato – va a tener un impacto incuestionable sobre el voto nacionalista. Así es la vida: mientras Zerolo, uno de los grandes hombres de CC tira para las galeras, vigilado para que no se pegue la fugona – tremenda metáfora del quemado de las naves y la imposibilidad de marcha atrás – Clavijo, con el flotador y las grúas preparadas, apuesta por la unión, aunque las manos se le queden como carboncitos tocados del hierro candente. Groucho Marx: “Pueden parecer idiotas y actuar como idiotas. Pero no se deje engañar. Realmente son idiotas.” Supongámos a NC inteligencia política en casa del herrero cuchillo de tronco. Más vale nunca que tarde.
Bueno es lo bueno, pero no tiremos voladores todavía
“¿Usted es Jimmy, verdad. Esta es su casa?” “Exacto”. “Soy el Señor Lobo. Soluciono problemas”. Que quiero decir que la autonomía canaria siempre ha sido pedigüeña y plañidera frente a otras con capacidad ofensiva. Los astros han hecho posible que el eco de los volcanes llegue esta vez a Madrid, pero, al igual que en nuestra economía, pesa muchísimo más el exterior que el interior. Eso quiere decir que la coyuntura prevalece sobre la estructura al modo de Ortega. Canarias es Canarias y su circunstancia, que no la fija ella sino los demás. Hay quienes llevan años y años buscando la diversificación de la economía como si se tratara de la Piedra Filosofal. Y en el camino han olvidado muchas cosas, abandonándose a las ensoñaciones. Así, este triunfo presentado como victoria ante Madrid, es simplemente un punto kilométrico de una carretera infinita. A mi juicio, lo que hasta ahora se ha denominado en Canarias nacionalismo no es más que idiosincrasia, aunque el vocablo – no puede haber nacionalismo sin voluntad de secesión – sirve de cara a la galería para los tira y afloja presupuestarios, dada la conformación del Estado. Para no ir más lejos, dónde fue nuestro lenguaje, arrinconado por mago o mauro ante anglicismos y spanglishmos de smartphone.
La gran mayoría de la sociedad civil – tanto canaria como española en general – piensa que tiene su destino en las manos y que ese destino se fija como rumbo, mejor, derrota, en un compás llamado urna. Una vez cada cuatro años en la denominada Gran Fiesta de la Democracia, una fiesta que, sin ser fiesta, festeja algo que no existe: si no hay independencia de poderes, no hay democracia, por mucho que decir una mentira un millón de veces se torne verdad, como sostenía un amigo de Hitler de cuyo nombre me acuerdo perfectamente pero no quiero escribir. ¿El ciudadano, dueño de su porvenir? ¿El Parlamento, sede de la soberanía popular? Nada más lejos de la realidad. El Panem et Circences, el pacto, el consenso y el cambalache siguen vigentes con leves retoques pero con una tónica común en las sociedades desarrolladas: cada vez más circo y menos pan. Es evidente, y son muchos los que ya lo sostienen, que el sistema de partidos está en crisis. Hoy precisamente, cuando escribo, se ha conocido que Mariano Rajoy deberá declarar de cuerpo presente acerca de la peculiar financiación de su grupo político y baronías adjuntas. Así que vuelvo a Einstein una vez más: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
“Este hombre no es de ayer ni es de mañana, sino de nunca”
La frase es de Antonio Machado. De un poema llamado Del pasado efímero, que dibuja el tedio y el aburrimiento con precisión extraordinaria. “… labios de hastío, y una triste expresión, que no es tristeza, sino algo más y menos: el vacío del mundo en la oquedad de su cabeza”. No es difícil hoy ver hombres de nunca de manera machacona en la inmensa mayoría de los periódicos. Hombres de nunca con ideas del siempre más troglodita nadando en charcos de sangre sembrados por todo tipo de violencia. Si de las páginas de los diarios desaparecieran los dimes y diretes de la denominada clase política – ésta se habla a través de los medios, no directamente – los papeles quedarían blancos. Sólo manchados por los sucesos. ¿Qué es noticia me preguntas mientras me enseñas esa portada llena de cadáveres? ¿Qué es noticia? ¿Y tú me lo preguntas? Yo qué coño sé. Una vez, hace ya años, coincidí con Salvador Sagaseta – él estaba en La Provincia y yo en Canarias7 – en una rueda de prensa. Digamos que Salvador, quien luego me impondría su célebre Huevo de Oro, ya se tenía currada la calzada y yo comenzaba a hacer la calle pero no en Molino de Viento. De modo que, sentados los escribidores en las butacas, – no recuerdo si en la Confederación Canaria de Empresarios o en la Cámara de Comercio – aparecen las special guest stars supuestamente para anunciar algo cercano a la venida del Mesías. Y, aunque podemos acercarnos al profeta Daniel, evitamos el conocido “hasta luego Lucas” y, en vez de despedirlo, lo recibimos. Y dice Lucas: “Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel, le dijo: ”Salve, llena de gracia, el Señor está contigo“. Ella se turbó por estas palabras, y se preguntó qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: ”No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Vas a concebir en tu seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús“. María respondió al ángel: ”¿Cómo será eso, puesto que no conozco varón?“ Y el ángel le respondió: ”El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios…“ Dijo entonces María: ”He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra“. Y el ángel, dejándola, se fue. Evidentemente, en la sala no había ángel alguno. Ni siquiera Ángel Ferrera que, por el momento, aún estaba en Toyota. Encienden los micros aquellos caballeros y uno de ellos dice: ”Ya pueden preguntar“. Y yo me pregunté a mi mismo: y qué leches pregunto. De qué demonios va esto. No abrí la boca. Sin embargo, Salvador, que a los pocos días escribiría en su página un estudio acerca de la circulación de las cucarachas en el techo de su apartamento de Guanarteme, levantó airado la voz como un Fernando Fernán Gómez en estado de teraencabronamiento y espetó a aquellos encorbatados seres de nunca: ”¿Y para esta mierda nos han convocado?¿Qué coño es esto? ¡Váyanse al carajo!“ E hizo mutis por el foro. Impactados los empresarios, dijeron unas cuantas tonterías, los reporteros gráficos sacaron la foto – era de lo que se trataba – y, ahora sí: ¡Hasta luego, Lucas! Desconozco si fue en aquella fecha – ya Tom Wolfe había escrito El nuevo periodismo, cuando nació el periodismo de declaraciones, que hoy llena páginas y páginas con las peroratas más insulsas, caducas y banales de cuadros de partidos que te dejan la vista a cuadros. No lo sé, pero tal vez. Sí es cierto que fue una de las más divertidas conferencias de prensa a las que asistí, junto con otra en la que me peleé con Fraga – sin llegar a las manos – cuando se trató un tema relacionado con la supuesta colocación de misiles en el Sahara apuntando hacia Canarias. Evidentemente, no llegó misil alguno, pero pateras sí comenzaron a arribar y el tema de la emigración, los migrantes y los inmigrantes se incorporó por derecho propio al pan nuestro de cada día.
¡Que viene el antiprogreso a toda castaña!
Miraba yo la puerilidad de los nombres de las facciones y ficciones de Podemos y sus entornos – Si se puede, En Comú Podem, Catalunya Sí que es Pot, Lo mejor está por venir, Podemos en Plural, Movimiento Anticapitalista, Equo, Compromis o Més, Anova, Mareas, Partido Pirata … – cuando advierto que, ante el panorama de la sociedad occidental, antes o después debería llegar el antiprogreso que, así, a bote pronto, sería el movimiento formado por aquellos que consideran que lo que llaman progreso no es tal sino involución. Los antiprogreso, como no podía ser de otra manera y si podía no lo fue, están constituidos por diversas tribus que sirven para la generación de lenguaje ad hoc: a) Los Tecno-relativistas. Viven en el entorno urbano y ven con escepticismo el desarrollo tecnológico. b) Los Agroexiliados. Se han trasladado de la ciudad al campo por motivos económicos (no necesariamente por la crisis). c) Los Urbalérgicos. Residen, muy a su pesar, en la ciudad. Se consuelan plantando tomates en la terraza (si la tienen). d) Los Irreductibles. Han nacido y viven en el entorno rural, del que nunca se han planteado marcharse. Es mejor y justo que profundicen en el asunto a través de un artículo bastante interesante de José María Robles.
Curtido ya en muchas lecturas y pensamientos sobre el progreso tecnológico y la búsqueda de la excelencia en el confort versus la humanización, la conciencia de especie y la cultura, también tengo mucho de antiprogresista en el sentido más aséptico y menos frívolo del término. Un vistazo en derredor basta para determinar que no es precisamente dicha y felicidad lo que sobra. Ese antiprogresismo no lo recoge Robles, pero es el de la vuelta a los orígenes, el regreso a la mar, al inalcanzable encuentro con el primer intercambio de ADN entre dos células eucariotas. Obviamente, ese volver tiene una importante dosis de lo que denominaría como misantropía selectiva. Decía Norman Foster hace unos días que vivimos un presente “extraño y desequilibrado”, manteniendo la mesura de un flemático lord a la hora de valorar la situación. No he hablado con él, lamentablemente, pero estimo que de las mentes ha desaparecido la palabra futuro, un vocablo intenso pero tan abierto como la imposibilidad de conocer su contenido. Ya el poeta árabe Omar Khayyam (Irán, 1048 – 1131) – matemático, físico, astrónomo – comentó en una ocasión: “Como saber no puedes del mañana, la angustia que te causas está basada en una ficción”. No es, a mi juicio, un canto al carpe diem coral que hoy se entona desde el conformismo y la indolencia, pero sí el avance por oposición a la cruel dominación de una realidad violentada y subyugada por la ansiedad y la angustia. El zoólogo, antropólogo y sociólogo Desmond Morris, autor del celebérrimo libro El mono desnudo, al referirse a la búsqueda de la felicidad destaca: “La vida social de hoy es cada vez más restrictiva en cuanto a riesgos permitidos. Los líderes políticos hacen cuanto pueden para imbuir en la gente la idea de que la seguridad es lo mejor (…) Si llevamos una vida repetitiva, monótona y sin objetivo, negadora de nuestra herencia genética, podemos sobrevivir e ir pasando los días, pero eso hará que nuestra existencia en general carezca de alegría y nos sintamos tristes y desventurados. Es, al fin y al cabo, la clase de existencia a que condenamos a los malhechores en la cárcel, privándolos del mayor número posible de fuentes de felicidadla seguridad es lo mejor”. Ayer por la mañana desayunaba en una cafetería cercana a mi casa, mientras hojeaba con mucho ojo un periódico que rodaba de un lado a otro, de mesa en mesa, a disposición de los clientes. Como cada día. A mi lado se había sentado un señor elegantemente vestido – luego me dijo que tenía 85 años – que pidió una jarra de cerveza. La tomaba a ritmo de pequeños sorbos con la vista puesta en un más allá indetectable. Hablamos de múltiples temas y, abordando el último de ellos, me confesó que “la diabetes y la falta de educación” lo tenían muy cansado. De tal modo que estaba deseando irse a descansar para siempre. No aparentaba sufrir depresión, pero era evidente que estaba redomadamente harto. Le ofrecí el diario cuando me levanté para salir, pero amablemente declinó la oferta: ¿Para qué … lo mismo de ayer, de anteayer y del otro día …?
John Ford ya lo había visto
Creo que no me equivoco demasiado si defiendo que el alma de los norteamericanos está atrapada en las películas de John Ford. También en las de otros genios del cine, naturalmente. Pero Ford es Ford aunque sea T. Harto de que le dieran el coñazo en Cannes, Clint Eastwood comentó el otro día en una lección magistral sobre su obra cinematográfica que las películas lo que deberían lograr es “emocionar”. Por ello, la cinta Trump sigue siendo un gran éxito de taquilla. Llevando el tema al más descarnado e irrespetuoso esperpento, el taquillazo del vaquero number one y force one es paralelo al del policía Torrente. Las vestiduras se rajan y el consumo de ibuprofeno alcanza cotas escandalosas, en medio de huracanes políticos sin principio ni fin sino todo lo contrario. Nadie sabe lo que pasa ni lo que va a pasar. Siempre recuerdo a Molière: el público soporta el error pero no admite el sopor. Es más que posible que el designado máximo líder de la postverdad esté muy cercano a las tesis de Jean-Baptiste Poquelin o lo importante es que hablen de uno aunque sea mal. Así, en estos días, la política de gestos ha tenido un episodio curioso. Al parecer, Trump es de esos caballeros que, impedido por la cortesía de tocarse los genitales a la hora de los saludos, recurre al apretón de manos en su acepción más contundente. Es una manera de autoproclamarse macho alfa antes de dar paso al verbo. Y Macron que lo sabía, también pisó fuerte con los cinco dedos y sus correspondientes falanges para demostrar que la Torre Eiffel no se inclina ante el winchester, después de haber pasado y traspasado aquella tan famosa revolución de cabezas circulando a su libre albedrío. Por aquí tuvimos en un tiempo a un panameño que empleaba la misma técnica ofensiva de Donald. Más que ¡choca esa mano!, la cosa iba de ¡te quebré los dedos! Pero eso ya es burda historia. A olvidar por repugnante.
Voy ahora a tomar la diligencia y a sentarme en el pescante junto a Wayne. He visto decenas de veces El hombre que mató a Liberty Valance, pero acabo de enterarme de que nunca saqué las entradas para El hombre que mató a la madre que lo parió, ensoñación surrealista que vaya usted a saber lo que quiere significar. Acabo y me pongo con ello.
Sobre este blog
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia, Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.