La catástrofe de La Palma se convierte en atracción turística por unos días

Una mujer fotografía el volcán de La Palma durante la erupción

Natalia G. Vargas

Santa Cruz de Tenerife —

2

Mientras cientos de vecinos se despiden para siempre de sus casas, otros tantos curiosos preparan un viaje a La Palma para contemplar la erupción del volcán que ha sepultado ya 600 edificaciones. “Lo que a alguien puede parecer fascinante, para otros es una pesadilla. La erupción de un volcán es de todo menos algo amistoso, es un peligro natural extremo”, resumía en declaraciones a Televisión Canaria el portavoz del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), David Calvo. 

Javier es de Tenerife, y una hora después de la erupción del domingo 19 de septiembre ya tenía un billete de barco para desplazarse el miércoles a ver algo con lo que había soñado desde pequeño. Pero en poco tiempo se dio cuenta de que lo que iba a contemplar era una tragedia que ha dejado sin casa, sin recuerdos y sin cultivos a cientos de familias. Por eso, cargó su furgoneta de comida y ropa y cambió sus planes hacia un viaje solidario que duró menos de 24 horas. “No quiero quedarme aquí a molestar”. 

La misma noche que Javier se fue, decenas de personas se amontonaron en el mirador del Time, que ofrece una vista privilegiada del río de lava. Allí posaban con el desastre de fondo. A 14 kilómetros de distancia, el caos se apoderaba del cruce de La Laguna que conduce hasta el barrio de Tajuya, una de las zonas evacuadas ante el riesgo de ser engullida por la lava. Agentes de la Guardia Civil no solo tenían que controlar que las personas que cruzaban el corte de seguridad eran vecinos, sino que también tenían que ahuyentar a los curiosos. “Cada agente que le acompañe a usted es un agente menos que hay para acompañar a las personas que quieren regresar a sus casas”, gritaba uno de los guardias. 

Julio es uno de los vecinos que esperaba el permiso para salvar algunas pertenencias de su vivienda. Es empresario del sector turístico, pero aún así defiende que la erupción “no es buena para nadie”. “Esto no favorece nada. El turismo de toda la vida estaba viniendo ya. Esta isla no recibe un turismo de masas, sino tranquilo. Personas mayores que quieren visitar la isla, pero ahora ya no van a venir, y menos con la ceniza que sigue cayendo”. 

En el pabellón de Los Llanos de Aridane pasa las tardes Marcelino. Aunque aún conserva su casa, ha sido desalojado. Dedica su tiempo a clasificar la ropa donada para repartirla entre los vecinos que se han quedado sin nada. “Ahora no es momento para el turismo”, coincide. 

El sector sufre un nuevo mazazo

Más allá de estos visitantes fugaces, el sector turístico de La Palma se prepara para el segundo mazazo en dos años. Después de la caída provocada por la pandemia de COVID-19, la erupción traerá un “gravísimo problema turístico a corto plazo”. El responsable del Centro de Iniciativas Turísticas de la isla, Óscar León, explica que los “turistas de volcanes” estuvieron de visita entre un día y un fin de semana. En los primeros días desde la erupción el territorio vivió un “colapso”, porque se unieron los turistas que estaban ya en la isla y los que se desplazaban para ver la catástrofe. Algunos de los primeros fueron reubicados en Tenerife y otros en apartamentos alejados de la zona dañada por la lava. 

Ahora “no hacen más que cancelar reservas”. Según los datos del Centro de Iniciativas Turísticas de La Palma, entre el 60 y 80% de las reservas de octubre se han suspendido. A esta caída se suma el cierre del espacio aéreo. “Los que tienen que irse se van en barco, pero los que tienen que llegar, no llegarán”. Las operaciones aéreas con La Palma se han interrumpido durante días por la ceniza. Desde Binter, la principal compañía aérea de Canarias, apuntan que “mientras se pudo operar”, no se detectaron cambios destacables en las reservas. 

Sin embargo, Óscar León sostiene que “cada día que ha pasado la presión ha ido bajando”. “Los hoteles se están quedando vacíos, también porque los medios de comunicación que vinieron desde todo el mundo se han ido marchando. Nos estamos quedando con mínimos insostenibles hasta enviar a trabajadores de nuevo al ERTE o al despido”, cuenta León. El empresario insiste en que, de un día para otro, pasaron de buscar refuerzos para enfrentar la temporada de invierno a “una realidad que no se sabe cuándo acabará” y que se acerca a la que sufrieron por el coronavirus. Aunque el volcán deje de escupir lava, las comunicaciones hacia los principales hoteles y apartamentos turísticos de la isla están en peligro. 

Este martes, el Consejo de Ministros ha declarado a La Palma como Zona Gravemente Afectada por una Emergencia de Protección Civil por la erupción de Cumbre Vieja. Así, el Gobierno de España ha autorizado una primera ayuda de emergencia de 10,5 millones de euros. El dinero se enviará a Canarias para cubrir las necesidades más urgentes de vivienda y enseres para los afectados. Entre las medidas acordadas y aprobadas por el Consejo se incluyen ayudas para la promoción del turismo y la dinamización industrial de la zona afectada.

“Los vecinos, nuestros amigos y nuestras familias lo han perdido todo y son las primeras víctimas. Pero la catástrofe en esta isla es terrible, tanto en el sector agrario por la pérdida de toda la cosecha de plátanos como por la caída del turismo”, concluye León.

síguenos en Telegram

Etiquetas
stats