Espacio de opinión de La Palma Ahora
Monarquía, República, Democracia. Todo es cuestionable
Nuestro idealismo nos pierde. Nos pusimos serios a medida que crecimos, no porque encontráramos y halláramos pruebas fehacientes de que era la compostura correcta y certera, pero lo veíamos en quienes nos dictaban y aconsejaban, y componían nuestro alrededor. Había que abandonar, repudiar y rehuir de eso, del primer estadio desde el que observamos y atendimos a la vida: la infancia. La verdad se encontraba después, al finalizar esta. Sin embargo, siguen sin haber pruebas irrefutables y argumentos que esbocen convicción indudable sobre ello.
Todo es cuestionable. La infancia nos lo mostró, pero lo olvidamos. Todo puede ser útil, y al tiempo, no serlo. Crecimos, andamos, y nos hicimos adultos, quedamos entonces a expensas del Mercado y de sus opciones, de sus posibilidades. Proponer otras no es serio, proclaman. Si el objetivo, los trazos y los paisajes, contienen símil hambruna y hacinamiento y mortajas de derechos a la ciudadanía que alberga la actualidad, todo es cuestionable, y es cuestionable porque en ningún caso, Monarquía o República, propondrán seguridad y certeza alguna de prados verdes, o resolución y hábitat plausible donde el ciudadano tenga cabida como ser humano, y no como títere sujeto a cientos de hilos. Diferentes caras, una misma moneda.
En el presente que soportamos y conduce y nos trastoca el instante, la posibilidad de Monarquía o República, es una opción respetable, pero para aquellos que adecentan y calman sus estómagos con migajas y excrementos tras destapar y ahondar y hallarlos en el interior de los contenedores de basuras, ni siquiera es una opción, y no lo es, porque ellos mejor que nadie y la situación en la que se encuentran, nos despiertan y aturden y nos gritan, que es el Mercado, El Poder Financiero, los idealismos enraizados en soberbias y fanatismos, quienes elucubran y fabrican el caramelo. El envoltorio solo es una farsa publicitaria para ingerir y engullir de una manera más psicológica el mismo.
Todo es cuestionable. La Monarquía es cuestionable, la República es cuestionable, la Democracia es cuestionable. Todo es cuestionable, lo aprendimos en la infancia. Lástima que lo hayamos olvidado. En la actualidad, y en el territorio europeo, ni unas ni otras parecen componer el engranaje correcto, necesario y útil, para proponer un estadio de convivencia social equilibrado. Criticar una opción u otra, deshabilitarla, o apoyarse en alguna para proyectar y publicitar mañanas más claros y soleados, no compone camino loable o esperanzador, mientras sea el Mercado y El Poder Financiero quién marque la hoja de ruta, y quede desahuciado, arrinconado, olvidado el precepto y la causa principal y final: el ser humano como única realidad, como itinerario y proyecto.