Realidad distópica

Ana García.

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Después de una pandemia mundial, de un volcán, lo único que nos queda es un meteorito para empezar el año o ya si eso una invasión alienígena. Nos estamos acostumbrando a las distopías. Los días de corrupción y escándalos del corazón ya no nos alteran el pulso. Y este es el comentario más socorrido de las últimas semanas: ya solo nos queda que venga algo del espacio.

Pues si de meteoritos o encontrar vida en otros planetas anda la cosa, no sería algo impensable. Poco frecuente, pero posible. Así como lo era un volcán para nosotros hasta el 18 de septiembre. Que se lo digan a los dinosaurios si es posible.

Hasta hace poco más de un año, Arecibo en Puerto Rico, tenía un radio telescopio que rastreaba el cielo buscando indicios de vida, señales o búsqueda de objetos transneptunianos (más allá de Neptuno) en los confines del sistema solar que es de donde se sospecha salen los cometas. Pero Arecibo que estaba dañado, no podía ser reparado y finalmente se derrumbó el 1 diciembre de 2020. Y desde entonces, solo tenemos telescopios pequeños en la Tierra para hacer seguimiento de los transneptunianos o ver si surge alguno nuevo que se mueva en nuestra dirección. Y no tiene suficiente alcance. Vistos desde la Tierra los transneptunianos no son muy brillantes y los datos que se pueden obtener con telescopios en superficie son limitados.

Pero el día de Navidad de 2021 se lanzó el telescopio espacial James Webb y dos de sus proyectos científicos están liderados por Noemi Pinilla (Oviedo, 1971), que estudió astrofísica y se especializó en La Laguna y que durante un tiempo trabajó en el Telescopio Nazionale Galileo en el Observatorio del Roque de los Muchachos. Además, Noemi Pinilla fue la responsable científica del emblemático observatorio de Arecibo y se dedica precisamente a caracterizar pequeños objetos del sistema solar, buscando sus trayectorias y composición química (se sospecha que los compuestos orgánicos antes de la vida en la Tierra llegaron a bordo de uno de estos objetos, la vida aquí puede ser de origen extraterrestre). Sorprendentemente, de los objetos transneptunianos se han caracterizado 3.000, pero pueden existir billones. Y uno de ellos, solo uno, podría causarnos una realidad distópica. Y no sería broma.

Si alguien puede hacer saltar la alarma sobre un objeto potencialmente peligroso es Noemi Pinilla. Pero esperemos que no llegue ese día. Y que se quede solo en memes o en una película sátira sobre la estupidez humana como Don’t Look Up ahora en cartelera.

Por el momento, es un placer observar el milagro de la ciencia y tecnología de la que somos capaces los humanos, solo haciendo seguimiento del posicionamiento en órbita del James Webb (https://jwst.nasa.gov/content/webbLaunch/whereIsWebb.html). Es espectacular ver cómo se controla el movimiento del telescopio espacial desde la Tierra desde su lanzamiento hasta su órbita final a la que llegará tras 30 días, a la vez que se va desplegando. Deseamos lo mejor para este telescopio y mucha ciencia de la buena.

Nota sobre el telescopio espacial James Webb. Es un observatorio espacial desarrollado a través de la colaboración de 20 países,​construido y operado conjuntamente por la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense. El telescopio ofrecerá una resolución y sensibilidad sin precedentes, y permitirá una amplia gama de investigaciones en los campos de la astronomía y la cosmología.​ Sus objetivos son estudiar eventos y objetos más distantes del universo, incluyendo la formación de las primeras galaxias y en general el estudio de objetos que están fuera del alcance de los instrumentos terrestres y espaciales actuales, como estudiar la formación de estrellas y planetas, obtener imágenes directas de exoplanetas y novas. Por el momento, Noemi Pinilla ha conseguido 100 horas de observación de objetos transneptunianos más grandes como Eris, Make Make y Haumea, así como Plutón y Caronte.

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