Cumbre Vieja, la literatura de los volcanes

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De vez en cuando leo de nuevo las enseñanzas del Enquiridion, de Epicteto de Frigia, personaje resiliente del convulso mundo de la Edad Antigua. Fue pensador, intelectual, esclavo y discapacitado. Su vida difícil la impregnó de optimismo estoico expresado con nitidez exquisita en sus pensamientos o sentencias. El miedo para el filósofo de Hierápolis, el peor de los miedos, es el que se tiene al propio miedo.

En los últimos días vuelven a salir en los digitales los enjambres del Instituto Volcanológico de Canarias que llenan de puntos rojos y estrellas rutilantes la superficie del sur de la Isla de La Palma. Los mapas, muy explícitos, con exposiciones muy cromáticas, se encargan de darle más miedo al miedo: vislumbran un cataclismo gráfico de dimensiones colosales, con origen en El Charco, Las Indias, Tigalate, Tiguerorte, Los Canarios, Los Quemados, Las Caletas y Las Manchas... con destino sobrecogedor.

Y es que cuando habla el Involcan, que son las siglas del organismo gubernamental (Instituto Volcanológico de Canarias), la Cumbre Vieja, que es la cumbre más nueva, emite sus temblores a modo de temores literarios y científicos a todo el hemisferio occidental. No son las abejas de los enjambres sísmicos, punteadas en el meridión palmero, las mismas que clavan sus aguijones subterráneos en el mar entre Tenerife y Gran Canaria, que tiene poca entidad literaria. En La Palma y en el mundo, el temor a los terremotos, a pesar de no ser percibidos por la población, sí se hacen sensoriales en los mapas tan “tenebrosamente” dibujados por los informáticos de Involcan.

La Isla de La Palma, contaba yo en 2014 en La Palma Ahora, es conocida a nivel internacional precisamente porque existe Cumbre Vieja, la de los enjambres sísmicos que forman panales de hiel con la pandemia de 2020 y la sequía más perversa de los últimos siglos.

Nos venimos enterando en los años 80 que el monte que se eleva con Birigoyo, Nambroque, Lajones, Montaña Negra, El Cabrito, Hoyo del Fuego... es un solo volcán, uno solo. ¡Y qué volcán!

Ni el rico patrimonio arqueológico, natural, cultural o histórico, ni nuestras bellezas naturales o la calidad del cielo para ver las estrellas, le dan a La Palma un conocimiento tan generalizado como lo es su vinculación con la Cumbre Vieja que ahora vuelve a dar un poco de miedo, aunque sea estoico.

Y es que, según aportaciones de científicos y decenas de documentales de cadenas temáticas de televisión, las consecuencias de una hipotética erupción en Cumbre Vieja y el consiguiente desplome de media Isla, provocaría la formación de una ola de 900 metros de altura que atravesaría el Atlántico a gran velocidad para descargar sobre las costas americanas con una violencia jamás vista.

Benfield, una entidad americana de compañías de seguros, calcula que, sólo en la costa este de Estados Unidos, Centroamérica, Sudamérica y las islas del Caribe, el maremoto afectaría a más de cien millones de personas con el impacto de la ola que al llegar a la costa de la otra orilla tendría una altura de más de sesenta metros y un poder de penetración próximo a los quince kilómetros.

Se escribió una novela malísima, desde el punto de vista literario, titulada Volcán, del escritor inglés Richard Doyle, especializado en temas de misterio y suspense y que al leerla da la impresión de que el autor, además de no haber estado nunca en La Palma, ni siquiera se documentó suficientemente para ambientar su obra. Tiene abundantes imprecisiones geográficas y etnográficas en el relato que narra la erupción por el Charco Verde y sus consecuencias en América por el tsunami que provoca.

En 2004 se publicaba en Estados Unidos otra novela de ciencia ficción, escrita por el inglés Patrik Robinson, que es uno de los grandes novelistas de best sellers con temática naval. La novela se titula Scimitar SL-2 y trata de un grupo islamista interesado en atentar contra los Estados Unidos. Para conseguir sus objetivos, los terroristas secuestran un submarino nuclear con el cual pretenden bombardear con torpedos la Cumbre Vieja para que se produzca la ola que arrasaría gran parte de la patria del Tío Sam.

El Quinto Día, novela del alemán Frank Schätzing se refiere asimismo al volcán Cumbre Vieja y a su colapso provocado por animales marinos.

“Tus campos rompan tristes volcanes,

no vean placeres, sino pesares,

cubran tus flores los arenales“, maldecían las endechas por la muerte a Guillén Peraza que acaecía en las playas de Puerto Naos cuando los benahoaritas impidieron ser apresados para ser llevados al mercado de esclavos de Sevilla. Una obra de arte, estas endechas, la primera obra literaria escrita en Canarias que, de alguna forma, aunque sea sólo creativa, parece cumplir sus malos augurios con los datos inquietantes de los científicos que dibujan los enjambres en los montes de Cumbre Vieja. Menos mal que en letra pequeña, algunos de esos informes dicen que ese cataclismo provocado por Cumbre Vieja, que es la cumbre más nueva de Canarias, puede suceder dentro de unos días o dentro de 4.000 años. El miedo al miedo durará hasta que suceda, si es que sucede. Epicteto de Frigia vivió hasta el año 50 d.C.

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