La Diputación de Málaga cede un camión de bomberos al Cabildo de La Palma para mejorar su servicio de extinción de incendios

La Palma Ahora

Santa Cruz de La Palma —

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La Diputación de Málaga, a través del Consorcio Provincial de Bomberos (CPB), ha formalizado este jueves la cesión al Cabildo Insular de La Palma de un camión de bomberos para mejorar su servicio de extinción de incendios y salvamento, informa la institución insular en nota de prensa.

El presidente de la Diputación Málaga, José Francisco Salado -que participa en La Palma en una reunión de la Comisión de Diputaciones, Cabildos y Consejos Insulares de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP)- ha explicado que es una autobomba rural pesada 4x4, un tipo de vehículo del que no disponían los bomberos de La Palma y que les permite poder circular por caminos y vías complicadas.

El presidente y el vicepresidente del Cabildo de La Palma, Mariano Zapata y Borja Perdomo, respectivamente,  fueron los encargados de recibir la donación realizada por parte del Consorcio Provincial de Bomberos. “Queremos agradecer la solidaridad que ha tenido la provincia andaluza con la Isla de La Palma con la cesión de este vehículo y también por el trabajo que ha realizado la Diputación de Málaga durante la emergencia volcánica durante la crisis en distintas labores”, destacó Zapata.

Se trata de un camión de doble cabina preparado para llevar a seis bomberos, equipado con asientos para llevar cinco equipos de protección respiratoria. Dispone de seis cofres o armarios laterales (tres por cada lado) y un cofre superior, que cuentan con un completo equipamiento formado por un equipo de descarcelación para accidentes de tráfico, un turbo ventilador, un generador eléctrico, mangueras de extinción y trabajo pesado, lanzas de extinción, escaleras de asalto, material de estabilización y herramientas manuales.

Tareas desarrolladas por la erupción del volcán

Francisco Salado ha destacado la colaboración prestada por la Diputación de Málaga, a través del CPB, a La Palma para ayudar tanto en las tareas de rescate, salvamento, asistencia técnica y medidas preventivas como, posteriormente, en tareas de limpieza y de valoración de los daños causados por la erupción volcánica. Todo ello en colaboración con los bomberos de la isla y con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como la Guardia Civil.

El presidente de la Diputación ha detallado que desde noviembre del año pasado hasta mediados de enero de este año se desplazaron a la isla tres contingentes de voluntarios de bomberos del Consorcio, con un total de 20 efectivos de los distintos parques de la provincia, y también se envió un camión equipado para labores de extinción de incendios, salvamento y rescate.

Salado ha apuntado que en el tiempo en que los bomberos del Consorcio de Málaga estuvieron en La Palma se entablaron unas relaciones estrechas y de colaboración con los compañeros de la isla, que estaban desbordados por la magnitud y los efectos de la erupción del volcán.

Más de 3.000 horas de trabajo

La ayuda ofrecida consistió en que los componentes de cada contingente trabajaron una semana entera, con disponibilidad de 24 horas, por lo que, en total, los 20 efectivos del CPB han prestado servicio durante 3.360 horas.

Los trabajos realizados en un primer momento incluyeron, entre otros, el acompañamiento de personas a viviendas para la recogida de enseres y bienes, todo ello para medir los gases y con equipos de respiración; el rescate de animales de granja; la recuperación de maquinaria de industrias afectadas; el acompañamiento a los científicos para la realización de pruebas, la eliminación de obstáculos, como árboles y ramas; así como guardias para la cobertura de urgencias y emergencias, como accidentes de tráfico e incendios.

Además, colaboraron en la limpieza de cubiertas, retirando cientos de toneladas de ceniza volcánica, de modo manual con palas y carretillas. En esta materia se trabajó 21 días con una media de 8 horas paleando. Igualmente, realizaron mediciones de gases derivados de la erupción volcánica (dióxido de azufre, monóxido de carbono y déficit de oxígeno) que se producía en zonas habitables y viviendas que había que inspeccionar y revisar para evitar la asfixia de personas; y también procedieron a la valoración patológica de edificaciones que habían sido afectadas por la corriente de lava y por el depósito de cenizas.