''Necesitamos que participen las madres, los abuelos, todo el mundo''
“Necesitamos que participen las madres, los abuelos, todo el mundo”, solicita una de las chicas que empuña el megáfono en la Puerta del Sol. El calor es sofocante pero una heterogénea multitud se congrega a su alrededor. “Hay que dar forma a las propuestas de las comisiones”, continúa. El objetivo de esta asamblea es dar a conocer las propuestas que los distintos grupos de trabajo han dado por buenas. Desde cómo conseguir que los políticos tengan que dejar su cargo si se les condena por corrupción a elevar el sueldo mínimo interprofesional.
El grupo de trabajo de economía ha leído las ideas que han aprobado por consenso, y la asamblea las ha recibido con aplausos. “Promover el uso de energías renovables”, “nacionalizar los servicios públicos imprescindibles, como transporte o sanidad”, la obligatoriedad de un referendum para un nuevo rescate de los bancos o la imposición de la Tasa Tobin son algunas de ellas, que se podrían resumir en un mayor control de la economía para evitar los efectos perniciosos de crisis como la actual.
Las medidas políticas también han despertado el entusiasmo de los reunidos, que se protegían del sol con sombreros improvisados y paraguas. Como ya se advirtió, no se considera vinculante la decisión de la Junta Electoral, que prohibió por un solo voto las concentraciones en la jornada de reflexión. “No convocamos una manifestación, pero podemos venir aquí para reflexionar conjuntamente”, se argumentó durante la asamblea, tras la que se reunieron los distintos grupos de trabajo.
Los mayores también participan
Hoy se ha querido dar más voz a los mayores. El debate ha llegado cuando se ha discutido si permitir a las cámaras de televisión grabar las asambleas o no. Antes de votar, se han buscado personas que defendieran ambas posturas. Los que argumentan en contra tienen miedo de que se manipule su mensaje. “Ya hay compañeras que graban las sesiones íntegras” , decía un chico joven, preocupado por los medios que están tratando de retrarles como incívicos y peligrosos, a pesar de los pocos argumentos a favor. Un profesor de periodismo ha convencido de que se debe permitir trabajar a los cámaras: “No se puede evitar y no se debe. Durante el franquismo, yo estuve encarcelado tres meses por ejercer mi profesión”.
Muy calurosamente ha sido recibida una mujer de Túnez, que ha recordado que allí “empezó todo”. Con el paso de los días, los participantes en estas reuniones consiguen presentar sus argumentos respetando el turno de palabra, que se cede en determinadas ocasiones, para dar voz a los que nunca han hablado o por razones similares. “Esto es algo nuevo. Apostamos por las asambleas porque creemos en ellas”, explicaba ayer una de las portavoces, Lucía.