El Gobierno canario confía en que triunfe el lunes su plan de desconfinamiento por cumplir con todos los parámetros frente al virus

El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torre (i), y el portavoz de del Comité Científico para la Emergencia Sanitaria en Canarias, Lluis Serra,  durante la presentación del plan de desescalada.

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

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“Calma”. Esa es la palabra que más se repite en la cúpula del Gobierno de Canarias cuando se pregunta, bajo cualquier formulación, por el primer jarro de agua fría que cayó el viernes sobre la propuesta de desescalada en varias fases presentada por el presidente Ángel Víctor Torres y el coordinador del comité científico del coronavirus, Lluis Serra. La confluencia ese mismo día de diversos acontecimientos políticos, como la petición del presidente de la Generalitat de recuperar para esta fase de la pandemia las competencias que todavía tiene acumuladas el mando único estatal, operaron en contra una vez más de propuestas como la canaria, una de las pocas comunidades que cumple sobradamente con los parámetros técnicos exigibles para comenzar a permitir actividades gradualmente.

La petición de Quim Torra, que se acumulaba al del lehendakari vasco, Iñigo Urkullu, formulada unos días antes, pesa como una losa en La Moncloa, donde no quieren que se pueda acumular a los errores de gestión la acusación de un trato de favor a una comunidad presidida por un socialista, en el caso de Canarias, por Ángel Víctor Torres, en un pacto muy similar al nacional. Pero en el Gobierno regional están convencidos de que la posición canaria será escuchada y atendida este domingo, durante la tradicional conferencia telemática de presidentes autonómicos, y el lunes, en la interterritorial con los consejeros y el ministro de Sanidad.

Aunque se mostró muy restrictivo este sábado en su rueda de prensa, Pedro Sánchez dejó de alguna manera abierta la posibilidad de que el levantamiento de las medidas de desconfinamiento se produzca gradualmente y de manera asimétrica, es decir, aplicando las distintas fases de apertura de actividades tanto humanas como económicas en función de los parámetros sanitarios que vaya presentando cada territorio. Y es en ese ámbito donde Canarias, y más concretamente islas como La Graciosa, La Gomera y El Hierro, y luego La Palma, Fuerteventura y Lanzarote, disfrutan de una posición ventajosa. Gran Canaria y Tenerife, por los índices de incidencia de la pandemia, serían las últimas islas, por ese orden, en sumarse a las medidas de apertura, pero no en un plazo muy distanciado de las anteriores.

Ángel Víctor Torres defenderá este domingo la realidad de Canarias frente a la pandemia de COVID-19, y el lunes el consejero del ramo, Julio Pérez, expondrá ante la comisión interterritorial de Sanidad su propuesta de marcadores a superar para la desescalada, materia en la que esta comunidad cumple sobradamente.

El Gobierno canario, no obstante, comparte con el de España que el desconfinamiento debe estar coordinado por la autoridad única, pero recalcará los factores de gradualidad y asimetría de modo que no se retrasen medidas en los territorios de menor incidencia a la espera de que se puedan tomar en lo que más han sufrido -y sufren- la pandemia.

Dentro del Ejecutivo regional se sostiene que de momento no ha recibido ninguna negativa de la autoridades nacionales, más allá de la generalización que hizo hacia todas las autonomías y nacionalidades el viernes el ministro de Sanidad. En el mismo ámbito gubernamental se valoran las opiniones mostradas por sus socios de Nueva Canarias y Podemos (el PSOE y la Agrupación Socialista Gomera han guardado silencio de momento) como propia de claves partidarias. Porque la posición oficial es de “calma y unidad”, insisten las fuentes.

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