Trib.- 'El Fatiga' alega que mató a un joven en capital grancanaria bajo los efectos de porros, cocaína y alcohol

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 25 (EUROPA PRESS)

Echedey Jesús Lorda Rivero, conocido como 'El Fatiga', acusado del asesinato de Octavio Santos Valencia, de 22 años de edad y al que presuntamente propinó una cuchillada en el corazón la madrugada del 25 de diciembre de 2008 en Las Palmas de Gran Canaria, alegó hoy que actuó bajo los efectos de haber bebido “un botella y media de ron”, fumar “varios porros” y esnifar “cocaína”.

“Yo sé que le di una picada, pero en ningún momento pensé que le había matado, pensé que le había apuñalado en el abdomen y le había herido, no sé lo que me pasó esa noche”, aseguró el procesado --de 23 años de edad y sin antecedentes penales-- durante el juicio celebrado con Tribunal de Jurado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas, donde la Fiscalía solicitó imponerle 18 años de cárcel.

Se mostró “arrepentido” y añadió que no tuvo “intención de matar” a Octavio Santos, sino de “asustarle”. No obstante, se contradijo en varias ocasiones respecto a sus declaraciones judiciales anteriores y admitió que recordaba todo lo acontecido sobre las cuatro de la madrugada del día 25 de diciembre de 2008, cuando se encontraba en la fiesta que, con ocasión de la noche de Navidad, habían organizado los vecinos de la calle Córdoba en la Vega de San José y que se celebraba en la citada vía con la confluencia de la calle León.

Sobre esa hora vio cómo llegaba Oliver Santos, con quien mantenía una “mala relación” y manifestó que Oliver le “tenía amenazado de muerte”. Entonces decidió subir a su domicilio para coger un cuchillo de cocina. Con el arma metida en la cintura del pantalón por la parte de atrás y tapada con la camisa, bajó de nuevo a la calle, donde negó que, al ver a su compañera sentimental en ese momento, se lo mostró y le dijo que si aquella noche Oliver le decía algo lo apuñalaba.

A pesar de que, según la Fiscalía, su novia África --ex pareja de Octavio Santos-- le pidió que dejara el cuchillo en casa, el acusado se negó y continuó en la fiesta. Aproximadamente media hora después llegó Octavio Santos Valencia, hermano de Oliver y anterior novio de su pareja, con la que tuvo un hijo, y con el que el acusado mantenía una relación “cordial” e incluso comentó que en horas del mediodía del 24 de diciembre se habían felicitado la Navidad.

UN TROZO DE HACHÍS

Octavio se dirigió al acusado para pedirle que le proporcionara un trozo de hachís y éste le dio un trozo que a Octavio le pareció “poco”, por eso le reclamó algo más, a lo que el acusado --que en un principio dijo en la fase de instrucción judicial que contestó que no porque no le quedaba suficiente para él-- manifestó que le iba a “regalar otros dos trozos”.

Sin embargo, indicó que a Octavio le siguió pareciendo “poco” y se ensalzaron en una discusión en la que se encararon mutuamente y se propinaron “piñas”. Entonces, Octavio retrocedió unos pasos y comenzó a quitarse la camiseta que vestía y en ese momento el acusado sacó el cuchillo que escondía entre sus ropas y, aprovechando que Octavio tenía la cara tapada con la camiseta y que en modo alguno podía esperarse el ataque de que fue objeto, le asestó “una puñalada con la mano derecha mientras que con la izquierda lo sujetaba por el hombro”.

“Lo hice sin intención de matarlo, sólo para asustarlo para que se me separara y yo irme para mi casa, cuando le pegué la primera puñalada África me agarró y entonces reaccioné y vi lo que había hecho”, confesó. De este modo, rechazó que tras esa cuchillada sacara el arma del cuerpo de Octavio e hiciera el gesto de volver a apuñalarlo, cosa que no consiguió porque su novia se interpuso entre ambos y logró apartar al acusado.

Además, indicó que Octavio le quiso apuñalar a él “después de los puñetazos” y que le hizo un corte en la mano, algo que niegan testigos presenciales.

A continuación, el acusado se echó a correr, en su huida lanzó el cuchillo a un parterre y se refugió en su casa, donde expuso a su familia lo sucedido y se encerró en su habitación “a pensar”.

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía lo hallaron sentado en la cama “asustado, pero no colocado”, indicaron los policías durante el juicio. Añadieron que Lorda Rivero les pidió “seguridad” ante el miedo a salir de su casa por “temor a las represalias de amigos del fallecido”.

Y es que en ese momento había “mucha gente alterada en la calle y bajo los efectos del alcohol”, explicaron, al tiempo que uno de los agentes indicó que el acusado “estaba tranquilo y a la vez nervioso por todo lo que había pasado”. “No tambaleaba, no presentaba síntomas de alcohol y estaba consciente”, relató. En los mismos términos se expresó otro de los agentes, que resaltó la tensión que se vivía en la calle, así como que el acusado temía un linchamiento vecinal. Negó que Lorda Rivero estuviera ebrio.

UNA ÚNICA PUÑALADA DIRECTA AL CORAZÓN

A causa de la cuchillada recibida, Octavio sufrió una herida en el pecho que le atravesó el corazón, con entrada en la cara anterior del mismo y que alcanzó la posterior, ocasionando un shock hipovolémico y obstructivo que le causó la muerte, pese a que recibió asistencia médica en el Hospital Universitario Insular de Gran Canaria.

Se trata además de una herida “difícilmente defendible” por la trayectoria de la misma que fue paralela al suelo, planteó la fiscal Evangelina Ríos, que precisa que el fallecido estaba esperando otro hijo dado que su entonces compañera sentimental, Tania Romero, estaba embarazada de dos meses el día de los hechos.

Para la representante del Ministerio Público, el ataque fue “sorpresivo, inesperado y sin posibilidad de defensa”. Señala también que la madre del acusado ha reconocido en su declaración en el Juzgado de Instrucción número 6 de la capital que su hijo no había bebido alcohol. “Sabía muy bien lo que hacía y sabía muy bien lo que le interesaba”, apuntó Ríos.

“Le asestó una única puñalada directa al corazón, sin ninguna posibilidad de defensa, una puñalada certera y profunda que le seccionó el corazón”, incidió el abogado Víctor Miranda, que representa a Romero y a su hijo. Apostilló que el acusado “no sufre ningún tipo de merma psicológica, sino que estaba en sus plenas facultades y quiso matar a Octavio”.

“PERDIÓ LA CABEZA”

El letrado de la anterior novia del fallecido --África--, Eduardo Ojeda, subrayó que Lorda Rivero “se valió de los medios necesarios para asegurar el resultado de la muerte de Octavio Santos”, cuyo óbito “no fue fortuito”.

Por el contrario, el abogado de la defensa argumenta que los hechos son constitutivos de un presunto delito de homicidio y no de asesinato y destacó que su cliente estuvo “seis horas bebiendo alcohol y tomando drogas”, por lo que “perdió la cabeza”. “Estaba obnuvilado y ciego de copas”, consideró.

Por todo ello, la Fiscalía, que quiso que constara que la declaración judicial de Echedey Lorda Rivero “no tiene nada que ver” con la narrada hoy por el acusado, solicita imponerle la pena de 18 años de prisión por un presunto delito de asesinato y prohibición de acercarse o comunicar en forma alguna con la familia del fallecido por tiempo de 10 años.

Además de la pena privativa de libertad, el Ministerio Público reclama, en concepto de responsabilidad civil, que el acusado indemnice a los representantes legales de los hijos menores del fallecido en la cantidad de 250.000 euros.

Por su parte, el letrado de la acusación particular que representa a Tania Romero y a su hijo reclama 20 años de cárcel y una indemnización de 150.000 euros, mientras que el abogado Eduardo Ojeda pide 250.000 euros para sus clientes. En cambio, la defensa asegura que se trata de un presunto delito de homicidio con la atenuante de haber actuado bajo los efectos del alcohol y sustancias estupefacientes.

El juicio continuará mañana y previsiblemente el miércoles con las comparecencias de testigos de los hechos y de los médicos forenses.

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