Aitana, la mujer Alpha que se come Gran Canaria en un apoteósico concierto

Aitana,, durante el concierto que dio este viernes en Gran Canaria

Javier Suárez

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Si uno navega por la red buscando el significado de Alpha, título del nuevo disco de Aitana, el resumen podría ser que una mujer Alpha es una mujer empoderada, libre, segura y exitosa, excelente en lo que hace, a la que el miedo no la detiene, que reconoce sus grandezas y se ríe de sus fallos, que sobresale porque así lo vale. Pues todo eso resumiría a la perfección lo que fue el concierto de este viernes de Aitana en el Gran Canaria Arena, un hito que le permite resarcirse de la suspensión de su gira en 2021 por una laringitis.

08:00 de la mañana, y mientras caía una incesante lluvia en la capital grancanaria, los primeros fans de la cantante catalana procedentes de varias islas hacían cola en las puertas del Gran Canaria Arena organizándose entre ellos los primeros puestos de la lista, como es tradicional en cada gran ocasión musical.

Ya a partir de las 17:00 la zona era un hervidero naranja haciendo caso a la petición que Aitana ha efectuado eligiendo un color para cada concierto de su gira. En esta ocasión fue el naranja y doy fe de que miraras donde miraras veías a alguien vestido de ese color: “Muchas gracias por el esfuerzo en vestiros de naranja, es uno de mis colores favoritos pero a la vez es muy difícil encontrar prendas de ese color, por eso me emociona veros a todos así, gracias de corazón”, proclamaba la cantante al dirigirse a los cien fans que habían conseguido una de las entradas más codiciadas, el “Alpha Ticket”, que permitía acceder a las pruebas de sonido.

Y tengo que reconocerles que accedí a esta prueba de sonido como el padre de una fan más, mi hija Adriana, para la cual el concierto de este viernes, al igual que para miles de niñas y niños, era una ocasión muy especial. Lo que no me podía imaginar era la cercanía y la magia que sucedieron en ese encuentro que rondó la media hora de duración, ya que la joven cantante no se limitó a estar en el escenario, probar los instrumentos y la voz y salirse. Su respeto hacia ese público que la sigue la llevó a mantener un encuentro cercano, cariñoso e incluso diría que íntimo con ellos. Les firmó prendas que le pedían, se organizó quienes subirían a bailar con ella el tema de Las Babys, pero sobre todo, se abrió en canal respondiendo cada pregunta que le hacían.

Fue entonces cuando no pude evitar preguntarle sobre la gastronomía, sabedor por algunas de sus inclinaciones, concretamente por para el restaurante Embarcadero, uno de sus favoritos. Deteniéndose en platos reconoció que “el plato que más me gusta de Canarias es el queso frito con mermelada, es una obsesión para mí pero reconozco que nunca como tanto queso cómo cuando vengo a Gran Canaria, y obviamente las papas arrugadas con mojo. Pero es que siempre digo que Gran Canaria es una de las paradas donde mejor como cada vez que vengo y soy muy feliz aquí”. 

La última de las preguntas que pude hacerle fue esa esperada colaboración con Quevedo que tanto se ha insinuado por ambos pero que aún no es oficial. Soltándose la melena reconoció al principio entre risas, “de lo que habla aquí no se va a enterar nadie”, para a continuación confesar: “Yo espero que pronto, ya os contará él, es algo más de él que ya os lo dirá y no voy a ser yo quien os quite la sorpresa”.

Ya entrando en materia del concierto propiamente dicho hay que reconocer en primer lugar el respeto tanto de la cantante como de la productora canaria, New Event (responsables del Granca Live Fest y artífices de que Ed Sheeran actúe en 2024 en Tenerife), por traer exactamente el mismo escenario y montaje que recorre toda España. Eso no es nada fácil por la distancia pero el resultado ofrecido, independientemente de que te guste más o menos la cantante, fue de una brillantez apabullante con un sonido e imagen que muy pocas veces se ha podido apreciar en el Gran Canaria Arena, ¡si hasta parecía que podría ser un buen recinto para conciertos, cosa que siempre he dudado!

Y sobre Aitana tengo la sensación de que estamos ante la que puede ser la cantante pop del mercado español más importante de las últimas décadas. Compositora de la mayoría de sus temas, con extraordinaria conexión con su público pero, sobre todo, con una voz que resalta con una elegancia y firmeza, se abraza al contenido de sus canciones como vivencias propias que son, mostrando una interesante evolución desde sus primeros temas, más lejanos, hasta la mujer que pisa fuerte y cómo le da la gana en el escenario de este viernes.

Cualquier polémica con sus letras, como la que surgió hace unas semanas por una madre que dijo haberse marchado de un concierto por “lo grotesco” del espectáculo, hasta el punto de llevarse a su hija, cabe apreciar que quizás el problema no estaba sobre el escenario, donde la artista demuestra mucha tolerancia, respeto y valores que no merecen ningún tipo de reproche, todo lo contrario, es para aplaudirla y agradecérselo. 

Aquí ahora no habla el periodista, habla el padre: entramos al concierto acompañando a nuestra hija de 12 años y salimos siendo unos fans más de Aitana. La artista logra unir a las familias en torno a la música en unos momentos en los que las diferencias generacionales y sus factores colaterales complican la convivencia. Quizás sí deba Aitana romper con la timidez que aún le ata y regalarle bises al público para que la puedan despedir con una ovación como se merece. 

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