Un supuesto 'eco camping', el primer ataque a una playa virgen al norte de Fuerteventura

Playa de El Cotillo. Piedra Playa, en El Cotillo

Sofía Menéndez

Puerto del Rosario —

La tranquilidad y el camuflaje de las plumas de la avutarda hubara con el paisaje terroso y canelo de algunas zonas de Fuerteventura es la principal defensa de esta ave en peligro de extinción, símbolo de la naturaleza de la Isla. La propuesta de un campamento turístico con el disfraz de ecológico en una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) dentro de la Red Natura de la Unión Europea, en el área de Piedra Playa, en El Cotillo, (La Oliva), ha puesto en alerta a todos los grupos ambientales de Canarias.

SEO BirdLife, Ben Magec-Ecologistas en Acción, el grupo local Agonane, más de un centenar de personas y una asociación de vecinos han presentado una batería de alegaciones al citado campamento. Todos consideran que este supuesto eco camping, como se denomina, intenta en realidad la legalización de un proyecto turístico, con una previsión declarada para más de 200 usuarios en una zona muy sensible para aves amenazadas. Para los ecologistas, se trata de un “primer ataque” a la zona de Piedra-Playa en El Cotillo, para posteriormente urbanizar. Una intención que ya se ha declarado abiertamente, por distintos responsables municipales, en el pasado.

Este eco camping pretende modificar el ecosistema árido y estepario para crear una eco charca que supuestamente atraiga a los ornitólogos. La situación resulta del todo contradictoria. El 27 de marzo se cerraba el plazo para entregar las alegaciones de esta actuación territorial de campamento turístico en playa de Aljibe-Cueva. Sin embargo, el proyecto ya se había iniciado: sin que todavía se haya aprobado el proyecto, ya se ha removido el terreno y arrasado con la vegetación –aulagas y espinos- que sirve de alimento para la citada especie en peligro de extinción, “lo que supone, ya por sí mismo, un delito”, denuncian los ecologistas.

También los arqueólogos consultados, que han visitado la zona, advertían que una pala mecánica había afectado a un conchero aborigen. Se ha removido el terreno e instalado un contenedor de grandes dimensiones y se han colocado los puntales para un inmenso cercado.

Curiosamente, la valla cuenta con la licencia del Ayuntamiento de La Oliva, firmada el 1 de octubre de 2015 por el hoy inhabilitado exalcalde Domingo González Arroyo, que en esas fechas se resistía a abandonar la alcaldía en cumplimiento de la sentencia que, desde junio de ese mismo año, le apartaba de todo cargo público por nueve años al ser culpable de un delito medio ambiental.

Es peculiar, también, el informe de biodiversidad firmado por la directora general de protección de la naturaleza, Sinesia M. Medina Ramos, en mayo de 2016, indicando que el citado campamento no tiene afección negativa. No obstante, casi un año más tarde, el Boletín Oficial de Canarias, con fecha 27 de febrero del 2017, publica el anuncio sobre información pública de este camping, y en tiempo y forma la Sociedad Española de Ornitología (SEO BirdLife) y un informe del experto mundial Joachim Hellmich desaconsejan completamente la citada infraestructura en la zona.

Entre tanto, el Gobierno de Canarias sigue sin hacer los deberes e incumple la legislación europea, lo que va a suponer multas millonarias para el Estado español, al no aprobar las normas de uso y gestión de las zonas de protección de aves y los espacios que forman parte de la Red Natura 2000, como es el caso. Además, tampoco aprueba el Plan de Acción para conservar la avutarda hubara, que es también una obligación de la comunidad autónoma.

La propiedad

El promotor de este eco camping es Juan Carlos Umpiérrez, vecino de Ingenio y camarero de profesión, según las escrituras. El vendedor de las fincas es Santiago Ramón Morales, agente inmobiliario conocido entre los vecinos del pueblo de El Cotillo. Según un anuncio que publicó la Agencia de Protección del Medio Urbano y Natural (Apmun), se le atribuyeron obras de construcción y movimiento de tierras en suelo rústico sin la preceptiva licencia urbanística y demás autorizaciones exigibles, en este caso en El Matorral, municipio de Puerto del Rosario.

En conversación telefónica con Diario de Fuerteventura, el promotor Juan Carlos Umpiérrez afirma ser empresario y campista de toda la vida. “En primer lugar hice la propuesta en Gran Canaria pero no la aceptaron y por eso me fui a Fuerteventura, la Isla donde voy todos los años a acampar”, afirma. En relación a la compra, asegura tener el título de todas las parcelas donde se quiere ubicar el camping, que según él estaban catastradas y registradas a nombre de Morales, quien anotó la propiedad en el Registro.

Umpiérrez asegura que ha comprado la finca y planteado este proyecto de eco camping de buena fe: “Deseo una vida en la naturaleza, con energías renovables, con la propuesta de atraer a los ornitólogos. En la familia contamos con una bióloga que nos asesora en esa línea”.

Pero cuando se le pregunta por la destrucción de la vegetación natural y el paso de maquinaria por un conchero aborigen, asegura que tiene todo en regla y que cuenta con los permisos del Cabildo de Fuerteventura, “así que pregunten allí”, dice, y corta bruscamente la comunicación. Votemos solicitó la anulación de la compraventa por no recoger que se trata de una zona protegida.

“No seguir invadiendo” el hábitat de la Hubara

El proyecto del campamento está elaborado por la empresa Guatisea, firmado por un arquitecto, Francisco Acosta, y dos geógrafos, Ancor Sánchez y Onissa Sarmiento, y adolece según las alegaciones presentadas del conocimiento de las aves esteparias por las que fue declarada la zona ZEPA de Lajares, Esquinzo y Costa de Jarubio.

Joachim Hellmich, ornitólogo de prestigio internacional señala que “si algo necesitan la avutarda hubara, el corredor sahariano, la ganga ortega y el alcaraván, es tranquilidad y no seguir invadiendo su hábitat”. “Se trata de una avifauna huidiza y en tiempo de cortejo y nidificación se deberían evitar cualquier tipo de molestias”, añade el experto, quien resalta que “este eco camping está rodeado de puntos Lek (término de origen noruego, que en etología utilizan para definir el lugar donde se compite por el apareamiento) y conservar esos lugares de machos en cortejo es fundamental para la conservación de esta especie, así que debería situarse fuera de la zona protegida y cerca de los núcleos urbanos”.

Se da la circunstancia de que Ancor Sánchez, gerente de Guatisea, es también autor de la polémica propuesta de aumento de la capacidad de carga de la isla de Lobos, que pretende pasar de las actuales 200 personas al día a casi 800.

Conchero aborigen

El proyecto carece de informe de Patrimonio del Cabildo, según las alegaciones de los vecinos. Sin embargo, en la parcela en la que se pretende construir el pseudo eco camping se conservan dos unidades de concheros, muy próximos uno al otro. En la zona existe una significativa cantidad de materiales arqueológicos en la que predominan los caparazones de moluscos marinos y, en menor medida, piezas de industria lítica aborigen, fragmentos cerámicos y óseos. Formando parte del yacimiento emplazado más alejado de la costa se encuentran los vestigios de una mareta perteneciente a la cultura aborigen, al igual que los concheros. Estas unidades arqueológicas se encuentran recogidas en la Carta Arqueológica de Fuerteventura bajo las denominaciones Punta del Mayorquín y/o Punta del Mallorquín II.

En la Carta Arqueológica se especifica la necesidad de investigar la posible presencia de estructuras arquitectónicas, que en la actualidad permanecen ocultas, así como la de controlar el tránsito de vehículos por la pista cercana, o bien una ampliación o desvío de la pista que tendría repercusión en el nivel de conservación de este yacimiento, no estudiado ni sometido a la obligada vigilancia por parte del Cabildo para garantizar su conservación, puntualizan los arqueólogos consultados.

Este es un reportaje de Diario de Fuerteventura.Diario de Fuerteventura

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