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Más de 60 estudiantes conocen sobre el terreno el legado aborigen de Risco Caído

Alumnos y alumnas participan en la reforestación de la cumbre

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

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El proyecto La huella de los canarii ha sumergido ya a más de 60 estudiantes en el Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria para conocer sobre el terreno la valiosa realidad geográfica y humana declarada por la Unesco Patrimonio Mundial.

El germen de la iniciativa se produjo en el IES Siete Palmas, cuyo profesor de Geografía e Historia David Pérez subraya que en general los estudiantes poseen un conocimiento “muy teórico” del espacio, de ahí que esta experiencia suponga un aldabonazo en su percepción e incluso en su conciencia. “Para ellos y para ellas es todo un descubrimiento entrar en contacto con el paisaje y su gente y les quedan ganas de conocer y profundizar más”, agrega el docente.

El proyecto, que parte de la premisa de que solo se ama aquello que se conoce, no solo establece un diálogo directo entre el alumnado y el entorno, sino que incluye la colaboración en la conservación de este espacio en el que pervive un legado milenario que late en múltiples manifestaciones.

Esta iniciativa, que se suma a una corriente de educación inmersiva creciente a nivel internacional, está financiada por la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias y cuenta con una doble colaboración del Cabildo grancanario que incluye una demostración del dispositivo de realidad virtual que traslada a la emblemática cueva número 6 de Risco Caído y su participación en una jornada de reforestación con el respaldo del Área de Medio Ambiente de la corporación. También presta su colaboración el Ayuntamiento de Artenara.

Del trasiego del centro locero a las palabras de los ‘sabios’

El primer día del programa diseñado para los grupos arranca con la visita al centro locero de Lugarejos, ejemplo de hasta qué punto el Paisaje Cultural supone un punto y seguido en el tiempo al mantenerse con vida la elaboración de cerámica sin torno y cocida sin horno desde la cultura aborigen. Ante sus ojos atónitos, la alfarera Mari León da forma a bernegales, vasijas o gánigos que modela entre sus manos en apenas cinco minutos con una mezcla de barro, arena y almagre.

“Lo encuentran todo muy entretenido”, apunta Natalia Pintor, profesora de Historia del IES Domingo Rivero de Arucas. “Muchos ni siquiera habían subido a la cumbre y ahora han descubriendo historias y curiosidades que desconocían”, agrega.

En la segunda jornada, tras amanecer en el pago de Las Arbejas, las chicas y chicos afrontan la llamada ruta de guías, sabios e intérpretes, organizada por la Fundación Lidia García, donde personas cumbreras como Manolo y Anastasio les revelan secretos de la zona y descubren, por ejemplo, que antiguamente se jugaba al fútbol con una vejiga de cochino.

En el barrio del Tablao, Lalo les habla de los entresijos del oficio de paredero y pasan también ante la casa del piquero Rubén, heredero de una tradición troglodita fundamental para entender la relevancia mundial alcanzada por el Paisaje Cultural.

También se han embarcado en este proyecto los IES Cairasco Figueroa, Gran Canaria, Las Huesas y el CEO Tejeda, enrolados en una serie de visitas que se prolongarán hasta el mes de diciembre.

Así, en el tercer día del programa, ya completado por cuatro de los seis centros de secundaria que lo realizarán, el alumnado se vuelve a ajustar las botas de campo, esta vez para dirigirse a la Retamilla, en la base de los Moriscos, para participar en una jornada de reforestación dirigida desde el Área de Medio Ambiente del Cabildo. Como dice David Pérez, se trata de “sembrar esperanza” plantando fayas y brezos para dejar impresa una huella verde en el territorio y emocional y profunda en sus mentes.

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