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Unos 3.500 profesionales sanitarios denunciaron agresiones de pacientes en los tres últimos años

Unos 3.500 profesionales sanitarios denunciaron en los dos o tres últimos años ante las Administraciones regionales haber recibido agresiones físicas o psíquicas por parte de sus pacientes, según los datos recabados en las consejerías de Sanidad.

Son denuncias administrativas que no se corresponden con el número de casos reales, si se tienen en cuenta recientes sondeos que establecen que en torno al 60% del personal sanitario ha sido objeto de alguna agresión física o verbal.

El mapa nacional de las agresiones está por hacer, pero las consejerías de Sanidad de la mayoría de las comunidades autónomas han abierto registros de casos en los últimos años, acompañados de planes de prevención.

Colegios de Médicos y sindicatos se afanan en recopilar datos y ofrecer sus servicios jurídicos a sus colegiados y afiliados para atajar un problema que ha comenzado a aflorar con más fuerza en los dos o tres últimos años. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 25% de las agresiones en el medio laboral lo son en el entorno sanitario.

El Defensor del Pueblo abrió el año pasado una queja de oficio, una investigación que por el momento no ha dado resultados públicos, mientras que algunos fiscales han seguido la iniciativa del ex fiscal jefe de Cataluña, José María Mena, que en noviembre de 2006 pidió que este tipo de actuaciones contra personal sanitario sean calificadas como delitos de atentado contra funcionario público, en virtud del artículo 550 del Código Penal, lo que conllevaría el endurecimiento de las penas.

Intentos de definir y atajar un problema que se produce en un momento en el que el 69,7% de los ciudadanos españoles (dos puntos más que en 2005) piensa que el sistema sanitario funciona bien o que solamente necesita algunos cambios, según el Barómetro Sanitario 2006 realizado por el Ministerio de Sanidad en colaboración con el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas).

En una escala de 1 a 10 la satisfacción general con el sistema sanitario se sitúa en 6,2 puntos, lo que, según el Ministerio de Sanidad, “confirma la tendencia paulatina al alza de años precedentes”.

La revista Medicina Clínica publicó en marzo de este año un sondeo realizado por la Universidad de Zaragoza sobre una muestra de casi 2.000 trabajadores de la sanidad pública de Aragón y Castilla-La Mancha, según la cual, un 11% declaró haber sido víctima de agresiones físicas y un 64% había sido objeto de violencia psicológica.

Sólo ocho profesionales de los consultados en el estudio denunciaron la agresión sufrida, y en todos ellos se trató de agresiones físicas graves.

Otro estudio sobre violencia en atención primaria dirigido por el profesor Moreno Jiménez, sobre una encuesta a 68 médicos de la provincia de Jaén, dio como resultado que el 58% había sufrido agresiones de algún tipo. El 85 por ciento sufrió abusos verbales, el 67,5% amenazas y el 12% agresiones físicas.

Denunciar

La mayoría de estas actuaciones “no las denunciamos porque tenemos la sensación de que no sirve para nada”, explica Beatriz Ogando, médico de familia y responsable de Acción Laboral de la Confederación de Sindicatos Médicos (CESM).

Ogando es autora del Documento marco para la prevención y actuación frente a la violencia hacia los facultativos de próxima publicación, que pretende, entre otros aspectos, definir la magnitud del problema y crear un observatorio para tener datos propios.

“Existe falta de apoyo institucional y miedo cuando denuncias a un paciente que te conoce, que sabe quien eres”, afirma la experta, que establece un paralelismo entre el “momento previo en que nos encontramos al manejar las agresiones a los médicos con lo que fue el inicio de la violencia contra las mujeres”.

No es la primera vez -añade- que cuando se comunica una agresión a los jefes inmediatos la respuesta es: “algo habrás hecho mal. Encima te sientes culpable, llegas a pensar que has actuado mal, lo metes en el saco de 'son gajes del oficio' y no lo denuncias”.

“Falta conciencia en los médicos de denunciar estos hechos, y sólo lo hacen cuando ha habido una agresión grave”, expone Cristóbal Zarco, abogado del Colegio de Médicos de Madrid.

“Los propios colegiados te cuentan que diariamente sufren multitud de agresiones verbales que no denuncian, la tónica general es hacerlo cuando hay una agresión física o una situación insostenible”, agrega Zarco.

En ese colegio, que cuenta con unos 30.000 colegiados, en 2006 se registraron 60 denuncias con procedimiento judicial y en lo que va de año, 25. “El número de agresiones es mayor que las notificadas, aunque, observando las cifras, se ve que las denuncias van en aumento”, agrega.

Confianza y respeto

En el análisis del problema que hace Beatriz Ogando “la relación clínica, la confianza, el respeto, es la base fundamental de lo que hacemos y cuando eso se quiebra no sabes cómo actuar, te quedas descolocado profesionalmente”, subraya.

El incremento de derechos ciudadanos, con un sector público cada vez más amplio, hace que “algunas personas se sientan con más poder porque tienen más derechos, pero no los exigen por la vía correcta. A veces funciona que al que más grita se le atiende primero”.

Esta circunstancia, unida “al clima de permisividad social del insulto y la descalificación que vemos a diario, hace el resto”, afirma Ogando.

El perfil del agresor en atención primaria, “al margen de los de cariz psiquiátrico” -agrega- es el de personas “que exigen algo por la vía de la imposición y generalmente con un fin económico: informes para prestaciones, bajas médicas o incapacidades”.

Las repercusiones en el personal sanitario son, a su juicio, “más estrés sumado al estrés crónico que padecen los profesionales”.

Beatriz Ogando establece las causas del problema en el cambio en la relación clínica médico-paciente, la excesiva masificación en los centros “asociada a un sistema que ofrece mucho en unas condiciones que no lo puede cumplir” y un clima social de permisividad ante la violencia.

Los departamentos más sensibles a estas agresiones son por este orden, según la experta, las urgencias hospitalarias, las consultas de los centros de salud y a continuación las de especialidades.

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