Ahora

Ahora, que los momentos se miden por sonrisas y los desastres por poesías; que las fronteras de su vida llevan sólo la suya firma… y ya era hora. Que se deja matar de risa cuando quiere y la diferencia horaria entre orillas es la misma dada la vuelta.

Ahora, que su hemisferio derecho va recorriendo la costa y el izquierdo es un concierto en el que la banda no para de tocar. Ahora que las flores han mudado su color y las historias a escuchar se entremezclan con los furtivos cruces de miradas a lo largo del salón. Ahora, que vuelve la brisa que hace capaz hacer el ridículo al precio de un momento de rubor.

Ahora que los ciervos escuchan cuentos sobre ríos de tiempo, duendes, corazones rotos y puentes, le acogen en el frío y el compás tribal que marca el bailar con las gacelas de la jungla le pone los pelos de punta. Una vez más. Ahora que por cada uno que da, otro paso es dado casi desde la otra mitad del planeta, se permite más cortos tragos, sueños más grandes y versos más largos. Ahora que ha colgado en su cuarto un diploma al más tonto del mundo, se le hincha el alma de orgullo y hasta sus líos acaban perdiéndose como el humo.

Ahora que ha vivido mil aventuras de las que no hubiera salido vivo; que su persona existe, resiste, persiste y sobrevive a sí mismo. Ahora que las comparaciones no son tan odiosas en esta lejana realidad, ni salen paradas tan mal, se levanta un palacio en el horizonte que cualquiera querría visitar.

Ahora, que hay un ruido atronador que le deja indiferente.

Ahora, que los muros se han vuelto de arena.

Ahora, que se le escapa la sonrisa viendo cómo han pasado las penas.

Ahora. Ahora es el momento.

Ni ayer ni durante los últimos tiempos.

Simplemente ahora es cuando sus alas de color negro se despliegan.

Ahora…

… ahora es cuando vuela.