Guía de Fuerteventura: El interior de la isla y la costa norte

Molino de viento en los campos de Fuerteventura.

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En esta ocasión conoceremos las dos caras de la misma moneda: la Fuerteventura rural y la de los enormes arenales y playas de ensueño. En la primera de las rutas propuestas recorreremos el corazón de la isla de Sur a Norte para ver esa isla que vivía de espaldas al mar hasta hace apenas medio siglo: una isla de pueblos modestos, campos verdes y molinos, muchos molinos. Será una oportunidad única para descubrir cómo vivían las mujeres y hombres de esta tierra antes de que el turismo transformara para siempre la economía y hasta el paisaje insular. Y en la segunda nos centraremos en la costa norte y los alrededores de La Oliva, dónde podremos ver desde playazos de impresión hasta algunos de los hitos patrimoniales más espectaculares de Fuerteventura.

RUTA 3: EL CORAZÓN DE FUERTEVENTURA; CAMPOS Y MOLINOS.- Iniciamos la ruta en el pueblo de Tuineje (a 29 kilómetros de Caleta Fuste; 50 de Morrojable; 33 de Puerto del Rosario y 57 de Corralejo), muy cerca de Pájara y a las puertas de la Península de Jandía. La FV-.20 recorre buena parte del valle central de la isla dejando a nuestra izquierda el macizo de Betancuria y a nuestra derecha las llanadas que culminan en la cadena de pequeños volcanes que se encuentran al lado de la costa este. Los pasajes de hoy muestran un campo casi árido sólo interrumpido por algunas huertas, los cada vez más frecuentes campos aloe de o la ‘isla verde’ de las terrazas que rodean la aldea de ‘Agua de Bueyes’. Pero hasta mediados del XX, este lugar ejercía de granero canario y los excedentes servían para abastecer los mercados de Las Palmas de Gran canaria o Santa Cruz de Tenerife. Las huellas más notables de ese pasado agrícola pujante son los molinos y molinas que nos vamos a encontrar durante todo el recorrido. Y nada mejor que hacer la primera parada en Tiscamanita para echarle un vistazo al Centro de Interpretación de Los Molinos (Calle la Cruz, 11 –Tiscamanita-; Tel: (+34) 928 164 275) y ver como cambió el paisaje agrícola de la isla a través de la evolución los molinos (y con la oportunidad de ver por dentro uno de los mejor conservados).

Molinos y molinas. En Fuerteventura hay gran cantidad de estas infraestructuras ‘industrales’ que servían para transformar el grano en harina y gofio. 23 de estos molinos y molinas (todos construidos entre los siglos XVIII y XIX, han sido declarados Bien de Interés Cultural y forman parte del patrimonio insular. Siguiendo nuestra ruta hacia el norte nos vamos a topar con varios de ellos en Valles de Ortega (un molino y una molina); en La Corte; en Antigua, dónde uno de los dos viejos molinos se ha transformado en el Museo del Queso Majorero (Calle Virgen de Antigua, km 20; Tel: (+34) 928 878 041) y está rodeado de un espectacular jardín de cactus; o Almácigo, que exhibe una de las mejores molinas de toda la isla.

El Ecomuseo de La Alcogida y camino a Tindaya.- Dejamos la FV-20 y nos acercamos a la costa oeste a través de la FV-207 que bordea las alturas chatas de una pequeña sierra que divide esta parte de la isla en dos mitades casi iguales. En Tefía tenemos uno de los puntos fuertes de cualquier visita a la isla: el Ecomuseo de La Alcogida (Lugar de Tefia, sn; Tel: (+34) 928 175 543), de los mejores de su estilo que hemos visto jamás. Este museo etnográfico ha recuperado varias casonas rurales y ha creado un espacio en el que puedes ver cómo se vivía en Fuerteventura antes de la irrupción del Tu rismo. Si tienes ganas, y tiempo, baja hacia la Costa hasta el Puertito de Los Molinos. La playa no es gran cosa, pero fue uno de los puertos tradicionales de embarque de granos y ganados al exterior. Y también entrar en las Cuevas de Herminia, un lugar dónde el mar entra varias decenas de metros en la roca a través de enormes bóvedas naturales (se recomienda sólo entrar en marea baja).

Otro de los iconos majoreros es Tindaya, ese pico perfecto que emerge de la planicie de Esquinzo para apuntar hacia arriba: hacia las estrellas. Esta montaña especial fue una especie de observatorio astronómico para los antiguos habitantes de la isla. En las laderas de Tindaya hay multitud de grabados rupestres que representan pies (podomorfos); huellas grabadas que se sitúan en la cúspide de este pequeño picacho (entre la cota 300 y la cima) que miran hacia el horizonte buscando las cumbres de las vecinas Gran Canaria (Pico de las Nieves) y Tenerife (Teide). Según parece, estas plataformas servían para ver como el sol oscilaba entre las dos cimas en los ocasos marcando el paso de las estaciones. Si quieres subir a Tindaya debes consultar al Cabildo de Fuerteventura y pedir el permiso preceptivo para hacer el sendero guiado por personal autorizado (fundamental para comprender de manera integral el significado de este yacimiento especial). En los alrededores de Tinedaya también hay un par de lugares que ver. La Casa Alta es una de las mejores casas-hacienda coloniales de la isla (siglo XVII), la Ermita de La Caridad y la Molina del pueblo.

Y terminamos esta ruta en La Oliva, capital del norte y antesala de las arenas de las costas de Corralejo. Como otros pueblos de la isla, el urbanismo de La Oliva es disperso y hasta caótico, alternando pequeñas manzanas de casas con espacios abiertos y huertas enclaustradas por muros de piedra. Pero aún así, La Oliva tiene un deje monumental con dos de los edificios más emblemáticos de la historia local. Nada más llegar te topas de frente con la Iglesia de La Candelaria (Plaza la Iglesia, 2; Tel: (+34) 928 868 004), una maravilla del siglo XVII que fue el reflejo de la pérdida de influencia de Betancuria respecto a la vega olivera. El otro gran símbolo de este traslado de poder es la Casa de los Coroneles (Calle los Coroneles, 28; Tel: (+34) 928 868 280), sede y residencia de los coroneles de la isla hasta el siglo XIX –gobernadores- y uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil palaciega de todo el Archipiélago. Empezábamos con molinos y, antes de terminar, pasamos a ver los bonitos Molinos de Villaverde, los más fotogénicos de cuantos has visto en la ruta. Y para terminar bajamos al subsuelo en la Cueva del Llano (El Llano, sn -acceso desde carretera FV-101; Tel: (+34) 928 175 928) un espectacular tubo volcánico en el que, también, se han hecho importantes descubrimientos arqueológicos.

RUTA 4: EL NORTE DE LA ISLA.- El punto de partida propuesto para esta ruta es la intersección de la FV-1 y la FV-1ª junto a la Playa de los Valdivia (a1 8,5 kilómetros de Puerto del Rosario; 19,1 kilómetros de Corralejo; 33,2 kilómetros de Caleta de Fuste y 110 kilómetros de Morro Jable). Estamos a las puertas del Parque Natural de las Dunas de Corralejo, pero antes de seguir adelante puedes hacer una parada en la Playa del Jablito, una de las pocas aldeas estacionales de pescadores que sigue en pie y no ha sido devorada por el turismo: no te pierdas la pequeña Ermita de Nuestra Señora del Cobre, instalada en una barca frente al mar. Muy pronto entramos en una zona de malpaís (paisaje de escorias y coladas volcánicas) dominado por el cráter de Montaña Roja. Poco a poco irán apareciendo las primeras manchas de arenas blancas entre los peñascos rojizos que adelantan la cercanía de las Dunas de Corralejo.

Aquí date el gusto de dejar el coche y adentrarte un poco en este Sáhara en miniatura (un buen lugar es en Playa Alzada dónde puedes terminar el paseo con un chapuzón). Desde aquí, la costa se convierte en una sucesión de playazos que culmina en Corralejo. Acércate hasta la orilla de la Playa del Pozo para hacer una foto de la cercana Isla de Lobos. Corralejo nació como pequeño pueblo de pescadores y ahora es uno de los centros turísticos más importantes. Las huellas del pasado apenas pueden verse en la Molina de Juan Pizarro y el Molino Viejo (ambos en la calle Pizarro) y en algunas viejas casas en torno al puerto. Las playas siguen siendo sus atractivos más importantes (a nosotros, particularmente, nos encantan la coqueta Corralejo Viejo y el Charco de Bristol.

La Ruta de los Volcanes y un sol sorprendente.- Muy pocos se alejan aquí de las costas: y no saben lo que se pierden. Una pista de tierra muy bien habilitada (9,1 kilómetros de recorrido casi circular hasta la FV-1) sale desde la urbanización Tres Islas y se adentra en un paisaje dominado por la cadena de cráteres que forman la ‘sierra’ de Bayuyo. Es una buena oportunidad para disfrutar de una Fuerteventura diferente y ver, casi en soledad, viejos cráteres, calderas y hasta tubos volcánicos. Si tiene ganas de caminar deja el coche y anda hasta el Calderón Hondo, uno de los mejores cráteres volcánicos de la isla (apenas 1,8 kilómetros ida y vuelta). Nuestra próximo destino es Lajares, un antiguo pueblo agrícola al norte del Malpaís de La Arena (justo detrás de este paraje natural está La Oliva). En los bordes de este campo de piedras volcánicas podemos encontrar uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes y enigmáticos de toda Canarias: los Soles de Tejate. Esta macro estructura de piedra seca forma varias figuras soliformes de gran tamaño unidos por largos muros de piedra seca. En los alrededores de estas figuras se han encontrado viejas tumbas y multitud de restos arqueológicos. Según dicen los expertos, este lugar funcionaba como un gigantesco observatorio astronómico desde dónde se podían ver los movimientos de los principales astros a lo largo de las estaciones.

Bordeando la costa hasta El Cotillo.- La otra ruta que proponemos desde Corralejo parte en la Avenida Juan Carlos I. Una pista de tierra parte desde aquí, pasa junto al Charco de Bristil y se pega a la costa norte de la isla pasando por un rosario de pequeñas playas y calas cada cual más bonita. Bajo de la Burra, por ejemplo, se ha convertido en uno de los lugares más fotografiados de Canarias gracias a sus restos de coral blanco que se asemejan a palomitas de maíz (el nombre instagramero del lugar es Pop Corn Beach) y Majanicho es una maravilla de sitio: una pequeña bahía perfecta de aguas claras y tranquilas rodeada por viejas casitas de pescadores. Desde aquí tienes dos opciones: o seguir por la costa (pista de tierra) saltando de playa en playa o la carretera de asfalto hasta Lajares y desde ahí enlazar con la FV-10 hasta El Cotillo.

Terminamos esta ruta en este pequeño puerto pesquero rodeado de auténticos playazos. El Cotillo es otro de los pequeños núcleos históricos de Fuerteventura. Una pequeña aldea construía en torno a un pequeño puerto natural que hasta que llegó el turismo vivió del mar, de la cal y del embarque de granos. La Ermita de Nuestra Señora del Buen Viaje está ahí desde mediados del siglo XVII y el Castillo del Tostón se construyó a principios del XVIII para defender el puerto de ataques de piratas. El pueblecito no tiene mucho más que ver, pero al norte se vuelven a suceder las pequeñas y grandes playas que, esta parte de la isla, forman enormes charcones ideales para ir con niños.

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Fotos bajo Licencia CC: Jose Mesa; Viajar Ahora

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