Guardando las espaldas de la playa más bonita de Grecia hay una enorme montaña que se eleva hasta superar los mil metros a la que se conoce como Agia Dynati. Según la mitología griega, esta enorme masa de rocas fue entregada a Cronos, el titán padre de todos los dioses, por parte de su esposa Rea en una treta que marcaría el futuro de la cultura griega. Cronos tenía la costumbre de devorar a sus hijos para evitar posibles futuros rivales. Así que Rea tuvo la idea de entregar a Cronos una gran piedra envuelta en pañales. El Titán fue engañado y el hijo de Rea, un tal Zeus, sobrevivió. Cefalonia es una de las islas griegas más bonitas e intensas de ese rosario de maravillas que es el Archipiélago de las Jónicas. Es una isla divina por muchos motivos más allá del engaño que salvó al rey de los dioses del Olimpo helénico. Playas alucinantes; bosques de abetos únicos en Grecia; cuevas donde se refugian historias de ninfas y duendes; serpientes que dan buena suerte; orquídeas; pueblos bonitos… Muchos historiadores y estudiosos de los viejos textos aseguran que la Ítaca de Ulises es, en realidad, Cefalonia aunque ahora el nombre de la patria del ‘Odiseo’ homérico se haya limitado a una pequeña y árida isla que se encuentra a pocos kilómetros de la propia Cefalonia.
Una de las ventajas de esta isla es su cercanía con las tierras continentales. Hay ferrys desde las ciudades de Kyllini (Ionion Pelagos) y Patras (Levante Ferries) en la Península del Peloponeso y desde el pequeño pueblo de Vasiliki (West Ferry), en el extremo occidental de la Grecia Central. También se puede llegar en avión desde Atenas durante todo el año (una hora) y desde algunas capitales españolas durante la temporada alta. La Playa de Myrtos y sus miradores es su imagen más característica. Dicen que es la playa más bonita del país (nos parece algo exagerado y las hemos visto mucho mejores), pero hay que reconocer que la vista desde lo alto es impresionante: su arena clara, el color turquesa del agua y los cantiles de piedra cubiertos de vegetación ofrecen una visión paradisiaca que resume el ideal de isla griega. Pero Cefalonia es mucho más que ésta u otras playas (a nuestro juicio algunas más bonitas que Myrtos como Agia Kiriaki o Petani). Hasta un Zenote tiene. Sí, un zenote.
El otro gran hito de la isla es la Cueva de Melissani es la más famosa de una serie de socavones y agujeros kársticos que se acumulan en los alrededores del pequeño pueblo de pescadores de Sami. Lo que hace especial a Melissani es la coincidencia de dos particularidades que la hacen única entre sus vecinas (hay muchísimas cuevas por toda la isla): su proximidad al mar la ha inundado u el techo se derrumbó creando un zenote a la griega de aguas tan claras que parecen aire en el que las barcas flotan. Una verdadera maravilla. Llegarse hasta aquí y meterse en la cueva te da la oportunidad de ver otras mil cosas que están a tiro de piedra del agujero y que resumen a la perfección lo que es Cefalonia: un lugar lleno de mil cosas por ver que merece un gran viaje. Ahí en Sami, a dos pasos de su bonito puerto de pescadores puedes ver importantes restos históricos (unas termas romanas; restos de la Grecia Clásica, lo que queda de un castillo veneciano de la Edad Media…), un bonito Museo Arqueológico (Leof. Ioanni Metaxa), el acceso a uno de los bonitos monasterios ortodoxos (Monasterio de Theotokos Agrilion) y una de las calas que rivalizan en belleza con Myrtos: la Playa de Antisamos. Y también, ¿la casa de Ulises?
Una ciudad independiente y poderosa.- Otro de los atractivos históricos de Sami es su acrópolis de la Edad del Bronce (era Micénica). En el museo arqueológico puedes ver muchos objetos relacionados con esta vieja ciudad amurallada que acuñó moneda propia y ejerció cierto poder en el entorno jónico. La ciudad amurallada ocupa la cima del monte Lapitha y sus fuertes murallas ponen de manifiesto que este lugar era muy importante en los tiempos homéricos. Muchos historiadores aseguran que esta es la Ítaca de Ulises.
Argostoli, la capital de la isla.- Los grandes símbolos de la capital de Cefalonia son sus molinos de mar (sí, así como lo oyes) y el Puente de Drapano, una pasarela de piedra de casi un kilómetro de largo construido por los ingleses que atraviesa como un tajo la preciosa bahía en la que se asienta la ciudad. Argostoli también es famosa por sus playas donde es posible nadar con tortugas marinas y su animado puerto. Aquí también se encuentran los dos museos más importantes de toda la isla: El Museo Arqueológico de Cefalonia (Leof. Geor. Vergoti) con una colección muy interesante que pone de manifiesto la importancia histórica del lugar y el Museo Korgialenios (Ilia Zervou, 12) dedicado a la etnografía local.
De Assos a Fiscardo; el norte de Cefalonia.- Por aquí dicen que esta es tierra de Cabras y Celebridades. Cefalonia es un destino vacacional que atrae a muchísimos famosos internacionales que llegan hasta sus yates a la bonita bahía de Fiscardo, que se ha convertido en una especie de mini destino de lujo dentro de la propia isla. Pero antes de llegar al extremo norte de Cefalonia hay que parar en Assos, el pueblo más bonito de la isla de lejos. Anclado a un pequeño istmo que conduce a una península diminuta cubierta de pinos, Assos es el paradigma de pueblo de pescadores de las islas griegas: con su iglesia ortodoxa (Ieros Naos Analipseos), su puertecito, su playa de aguas claras en las que las barcas parecen estar suspendidas en el aire y hasta su Castillo Veneciano. De camino al norte pasa por auténticos playazos como Jerusalem o si vas con un 4x4 hasta la preciosa Kamini. Y una vez en Fiscardo acércate a la Basílica Bizantina y a las preciosas calas que adornan la costa norte de la isla.
Panagia Fidousa y el milagro de las serpientes.- A los pies del Anios Oros (el pico más alto de la isla y de las Jónicas) está el pueblo de Markopoulos –no hay nada más que añadir- y aquí se encuentra la bonita iglesia ortodoxa de Panagia Fidousa un templo muy venerado en la isla y que es el epicentro de un verdadero ‘culto a la serpiente’. Durante las dos primeras semanas de agosto (coincidiendo con las festividades de la virgen) cientos de serpientes se adueñan de la iglesia y los fieles no sólo las alimentan, sino que las besan. Esta costumbre tiene su origen en un ‘milagro’ ocurrido en el siglo XVIII cuando las serpientes tomaron la iglesia para evitar un saqueo de piratas otomanos. El lugar es muy bonito de ver. Y si vas en agosto puedes asistir a este ‘milagro’ que sólo se interrumpió durante la ocupación alemana de la isla: dicen que las serpientes no quisieron salir.
El monasterio de Agios Gerasimos.- La historia de este lugar, el centro de peregrinación más importante de la isla, se remonta al siglo XVI cuando el propio San Gerásimo fundó el cenobio para apartarse del mundo y dedicar su vida a la contemplación. Lo llamo Nueva Jerusalén. Casi nada. Quedan pocos restos de esa primera época, pero el lugar es bonito de ver.
El Castillo de Agios Georgios.- El Castillo de San Jorge es otro de los lugares de interés histórico que se pueden ver en Cefalonia. Lo que se puede ver hoy es obra mitad bizantina, mitad veneciana, pero el lugar ha estado habitado durante milenios y ha sido testigo de las continuas idas y venidas que ha sufrido la isla desde los tiempos de Ulises.
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