Ribe es una joya desconocida más allá de los ambientes académicos o las fronteras de Dinamarca. La ciudad se encuentra al oeste de la Península de Jutlandia, a 280 kilómetros de Copenhague, justo en un lugar donde los inmensos arenales y campos de dunas que forman la fachada atlántica danesa forman un conjunto de bajíos, marismas y ensenadas en torno a la desembocadura del pequeño Río Ribe A. Un lugar excepcional para instalar un puerto. Desde aquí, se pueden alcanzar sin muchos problemas las costas de los países que encierran el furioso Mar del Norte (Inglaterra; la cosa holandesa, el acceso al Canal de la Mancha). ¿Salieron de aquí los feroces saqueadores que asolaron el Monasterio de Lindisfarne (norte de Inglaterra) el 8 de junio de 793? Es posible.
Ribe es una preciosa ciudad con un legado medieval impresionante. Sólo por eso merece la pena pasarse por aquí en cualquier viaje largo por Dinamarca. Pero si eres un fanático de la historia este es un lugar clave para entender la Europa de nuestros días: es el lugar donde se inició la era de los Vikingos. El Museo Vikingo de Ribe (Plaza Odins, 1) muestra este momento fundacional de la sociedad vikinga en torno a finales del siglo VII y principios del VIII. Aquí se estableció la primera ciudad de Escandinavia (Ripa) en torno a un puerto y un mercado. El museo muestra piezas de ese momento y quiebran la imagen de bestias incultas sedientas de sangre. Exquisitas obras de orfebrería ponen de manifiesto la habilidad de sus artesanos y el buen gusto de quienes las portaron.
A pocos kilómetros del centro de la ciudad se encuentra el Centro Vikingo de Ribe (Roagervej, 129), un moderno centro de interpretación con cuidadas reproducciones donde se recrean ‘viñetas’ de la vida cotidiana de aquellos tiempos: como comían; como trabajaban; en qué creían, la transición desde el politeísmo nórdico al cristianismo… Tenemos que aclarar que somos unos verdaderos fanáticos de este tipo de centros culturales a lo que se suma nuestra fascinación por los vikingos. El lugar es muy interesante.
Qué ver en Ribe: una foto fija del siglo XVII.- Madera y ladrillo. Pasear por el casco histórico de Ribe es hacer un viaje hacia atrás en el tiempo: concretamente a los inicios del siglo XVII. En 1581 la ciudad sufrió un gran incendio del que apenas se salvaron algunas iglesias. El resto del burgo tuvo que ser reconstruido: así que casi todo lo que vemos en esta zona data de los siglos XVII y XVIII. Un XVII convulso marcado por la implantación del protestantismo en un periodo marcado por las guerras de religión y el ascenso de Copenhague como centro político y económico de Dinamarca. Tiempos difíciles para Ribe marcados por el fanatismo religioso, la peste y la decadencia. En este contexto se produce uno de los episodios más curiosos de la historia de la ciudad: el proceso contra la esposa de un exitoso sastre acusada de brujería.
Maren Spliids es sólo una de las casi mil personas que fueron ejecutadas por supuestos delitos de brujería en Dinamarca durante los siglos XVI y XVII (la Inquisición Española ejecutó a 59 en toda su siniestra historia -del siglo XV al XIX-) pero ejemplifica esos tiempos de fanatismo e histeria religiosa. El Museo ¡HEX! (Sortebrødregade, 1) explora la caza de brujas durante esos siglos siniestros bajo un lema aterrador y clarificador: ‘cada pueblo tiene su bruja’. Maren Spliids fue acusada por un rival de su marido y hasta el rey se implicó en el caso para garantizar la ejecución (murió quemada el 9 de noviembre de 1641).
Las llamas que consumieron la ciudad en 1581 respetaron la mole románica de la Catedral de Nuestra Señora de Ribe (Torbet, 19). Este edificio es uno de los hitos patrimoniales más importantes de toda Dinamarca y presenta dos cuerpos diferenciados: la obra original románica del siglo XII elaborada con roca volcánica de color blanco y los añadidos góticos del siglo XIV elaborados con ladrillos rojos. El resultado es espectacular. En torno a la catedral podemos encontrar otros lugares de interés como el Kannikegaarden (Torbet, sn), una moderna construcción que guarda los restos del primer cementerio cristiano del país.
Desde el Torbet parten las calles que forman el pequeño pero impresionante casco histórico de Ribe. No hay grandes monumentos más allá de la catedral, pero el conjunto es divino. Calles empedradas, edificios de ladrillo con trama de madera y casas pintadas de colores chillones que crean una atmósfera de cápsula en el tiempo. Aquí se conservan más de 200 edificios anteriores al siglo XVIII algo que no sucede en otras ciudades del país. Una oportunidad para ver uno de estos edificios por dentro es visitar lugares como el Viejo Ayuntamiento (Von Støckens Plads 1) o la Casa del héroe local Jacob Riis (Sortebrødregade, 1), un emigrante danés en Estados Unidos que lideró la causa contra la pobreza en la ciudad de Nueva York a principios del siglo XX.
La Abadía de Santa Caterina (Sct Catharinæ Pl. 4).- Es el otro gran monumento medieval de Ribe y presume de ser el edificio monástico medieval más completo de toda Dinamarca (de los pocos que se salvaron tras la reforma protestante). Los edificios marcan la evolución de la arquitectura del norte de Europa entre los siglos XII y XVI y aunque ya no albergan vida monástica están abiertos para la visita.
El Ribe Kunstmuseum (Sct Nicolaj Gade, 10).- Una de las colecciones de arte más grandes y completas de toda Dinamarca y, también de las más antiguas. Este centro es un museo en sí mismo ya que muestra como se montaron los primeros museos en el siglo XIX y la preocupación de las élites por la conservación y exhibición de la cultura. Aquí se guarda una de las mayores colecciones de artistas daneses de todo el país entre los siglos XVIII y mitad del XX.
La ribera del Ribe A.- Siguiendo la ribera del Ribe A podemos ver varios lugares curiosos. El primero es la llamada Columna de las Tormentas (Skibbroen, 25), un marcador de mareas que alertaba a la población ante posibles inundaciones (algo que era recurrente antes de la instalación de diques). Otro lugar que merece la pena ver es el Ribe Træskibslaug (Skibbroen, 29), un taller que repara viejos barcos de madera para su preservación como patrimonio vivo. Para terminar hay que hablar del terraplén del antiguo Castillo de Riberhus (Erik Menveds Vej), donde quedan algunos restos de la fortaleza que fue arrasada por los suecos en el siglo XVII. Las vistas desde este lugar son impresionantes.
Pasar a la Isla de Mando.- Las Islas Frisias son un conjunto de bancos de arena que se encuentran en las marismas que forman las costas que se extienden desde el sur de Dinamarca y el norte de Holanda. En la zona danesa el punto de referencia es el Parque Nacional del Mar de Waden donde se encuentra la Isla de Mando. Los movimientos mareales del agua crean un paisaje dinámico que durante las bajamares se convierte en una explosión de vida. La isla es también depositaria de una rica cultura vinculada a la explotación de este ambiente único. La experiencia de cruzar sobre las marismas para llegar a la isla es ya toda una experiencia que merece la pena.
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