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El comienzo del movimiento obrero canario y 1º de Mayo en Canarias* por Miguel Suárez Bosa*

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En efecto, La Asociación Obrera Canaria (AOC), se fundó en Santa de Cruz de Tenerife en agosto, con 5 gremios y unos 1.500 asociados y tenía como portavoz a El Obrero. Un año después contaba en su seno con 23 gremios y 3.242 asociados. En la misma fecha se creó en Las Palmas la Asociación Gremial de Obreros (AGO), con el Luis Suárez Quesada como presidente y unos 2.000 agremiados y tenía a El Trabajo como medio de expresión.

Pero el rápido y explosivo crecimiento del asociacionismo obrero se diluirá en los años siguientes, hasta casi desaparecer hacia 1905. En esta dinámica se plasma una de las características más significativas del inicial sindicalismo canario: su evolución “a saltos”, de tal manera que el alto nivel de organización y de capacidad de movilización del primer quinquenio del siglo, seguirá una caída del asociacionismo hasta diluirse en el anonimato en los años siguientes.

Fue en Santa Cruz de Tenerife donde tuvo lugar la primera manifestación del 1º de Mayo en Canarias. Convocada por la AOC, contó con la presencia de más de 5.000 manifestantes en la calle, a pesar de ser día laborable, pues esta fecha no fue declarada festivo sino años después 1913. Días antes (el 30 de abril) se había difundido un manifiesto-proclama, donde se recogen las reivindicaciones más importantes; su contenido es esencialmente económico y social (jornada legal de 8 horas, leyes de protección para los trabajadores, construcción de escuelas de artes y oficios, serán los más destacados), sin que aparezcan aspectos de matiz político.

En el manifiesto difundido con motivo de la celebración del año siguiente, se ponen de manifiesto las diferentes opciones ideológicas que conviven en el seno de la AOC. La corriente de raíz libertaria se pronuncian en un manifiesto por “la huelga general, la agitación revolucionaria fuera de toda intervención legislativa”, amén de la reivindicación de la clásica jornada de 8 horas; mientras que la opción socialista, además de las reclamaciones económico-sociales, hace hincapié en la necesidad de organizar “a los obreros bajo una disciplina”, aconsejando la lucha electoral y aceptar el parlamentarismo.

Sorprende la fuerza e influencia socio-política que rápidamente había conseguido el 1 de Mayo. A los ojos de la mentalidad actual, es significativo que a la manifestación de 1902 en Santa Cruz asistiera el Gobernador Civil, el alcalde, el Comandante de Marina y un ayudante del Capital General. Debemos valorar la presencia en la manifestación de las autoridades, como un rasgo de la mentalidad de la época y también del carácter interclasista de las organizaciones obreras, si bien la influencia ideológica predominante ?especialmente en Gran Canaria- será la republicana en su vertiente socializante, representada por el Partido Republicano Federal y su líder carismático José Franchy y Roca.

La siguiente etapa se inicia en la década de 1910, cuando se fundan, tanto en Santa Cruz de Tenerife como en Las Palmas, las federaciones obreras locales (municipales) impulsadas por los republicanos, incluso algunas sindicatos sectoriales se vincularon a las centrales sindicales estatales, como es el caso del Centro de Dependientes de Las Palmas que lo estaba a la UGT. El punto álgido se alcanza en 1914, cuando al Federación Obrera Local de Las Palmas tenía 15 asociaciones y entre 1.500 y 2.000 afiliados, teniendo capacidad para comprar un solar con los propios fondos y comenzar la construcción del la Casa del Pueblo en la Isleta. Por su parte, la Federación Obrera Local de Santa Cruz de Tenerife, mostraba un fuerte componente anarquista entre los asociados a sus siete sindicatos sectoriales, que aún se denominaban “gremios”.

Para esta etapa tomamos como referente la foto de las manifestaciones del 1 de Mayo de 1911 y 1912 celebradas en Las Palmas y publicada en la revista Canarias Turística. Quizá sea éste el primer documento gráfico que se conserva de una manifestación obrera en Canarias. Las imágenes son muy expresivas respecto a las características del evento y de las personas que participaban: Junto a los estandartes de las secciones y entidades convocantes, se hacen notar los dirigentes bien trajeados; pero quizá conviene detenerse en la presencia de mujeres ataviadas con la mantilla canaria, símbolo de la importancia de la festividad. Muchos manifestantes portaban, según el texto que acompaña a la foto, una chapa con el retrato del político republicano federal y él mismo figura a la cabeza de la manifestación; el texto da claves importantes para valorar el carácter de las organizaciones obreras canarias, resaltando que “la asociación y la cultura son armas que bien esgrimidas producen naturales efectos”.

Tras el desplome como consecuencia de la crisis económica y social debida a la Primera Guerra Mundial, el pulso organizativo se retoma en 1919 y con ello la celebración de la fiesta obrera, manteniendo la continuidad a partir de esa fecha, aunque sin mayor relevancia hasta la proclamación de la Segunda República.

A la altura de 1931, el movimiento obrero había logrado un notable nivel organizativo en Canarias, de lo que es expresión el Primer Congreso Regional canario en el Hotel Santa Catalina de Las Palmas, al que asistieron delegados de los sindicatos de todas las islas en representación de unos 30.000 afiliados. Pero no tuvo continuidad, pues la intención de repetirlo el año siguiente y proceder a constituir una organización suprainsular no tuvo éxito, sin que, al contrario de lo que se ha creído y escrito, nunca se fundó la mítica Federación Obrera Canaria (FOC), reinventada y reivindicada como organización unitaria en la Transición posfranquista.

El máximo nivel de organización territorial alcanzado, fue la Federación Provincial de Sindicatos Obreros de la Provincia de Las Palmas, así denominada después de un Congreso celebrado en Las Palmas en 1933, con asistencia de delgados de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, estos últimos como invitados. Pero importa señalar que las federaciones insulares, fue una fórmula original y adaptada a la realidad geográfica de las islas, donde convivían las más diversas opciones ideológicas.

También hay que señalar como otro importante encuentro de las organizaciones de varias islas, el Congreso de la Confederación Regional del Trabajo de Canarias celebrado den Santa Cruz de Tenerife en 1933, donde se dieron cita los delegados que representaban a unos 11.810 obreros de sindicatos y federaciones canarias vinculadas ideológicamente a la CNT, corriente que era mayoritaria entre los obreros sindicados de la capital tinerfeña.

Este clima de exaltación de los intereses de los trabajadores llega a su cota más alta en la celebración del 1º de mayo de 1936, una vez que ha triunfado el Frente Popular, como se pone de manifiesto en la página del periódico La Provincia que reproducimos. La imponente manifestación que recorrió las calles de Las Palmas y otras en muchas ciudades canarias es una muestra indubitable del auge alcanzado por el movimiento obrero canario.

* Artículo publicado en la Revista Canarii nº 4 Historia Social de Canarias

** Profesor de Historia Económica (ULPGC)

Miguel Suárez Bosa**

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