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¡Había una vez un circo que jugaba con la Educación! por Emilio J. Armas

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El preacuerdo firmado el pasado lunes no sólo no responde a las expectativas de homologación del profesorado con el resto de los funcionarios de la comunidad, sino que, además, lapida toda esperanza de alcanzar dicho objetivo en el futuro y, lo que es peor, genera diferencias salariales entre el propio profesorado. En otras palabras, los docentes, a partir de ahora, estarán deshomologados entre ellos mismos, además de con el resto de funcionarios.

Pero, para entenderlo mejor, analicemos algunas cifras. Un docente gana, en la actualidad, unos 400 euros mensuales menos que un funcionario de su misma categoría y antigüedad que ocupe un puesto base (sin ningún cargo) en otra consejería cualquiera. Con el preacuerdo firmado por CC.OO., Anpe, Insucán y otros tres que no merece la pena mencionar porque ni juntos llegan a tener representación en el sector docente. El profesorado que tenga menos de seis años de antigüedad no cobrará ni un duro, por lo que seguirán cobrando mucho menos que otros funcionarios, además esta diferencia seguirá aumentando en el futuro tal como ha venido haciendo en los últimos quince años. ¿Cuánto tiempo tardará en reproducirse la misma reivindicación? Si ahora la diferencia es de 400 euros, dentro de otros quince años un docente con menos de seis años de antigüedad podría cobrar 800 euros menos que cualquier otro funcionario de su categoría y antigüedad.

Si nos fijamos ahora en un docente que lleve diecisiete años de servicio, éste tendrá que esperar hasta el año 2015 para cobrar lo que ahora cobra un funcionario de otra consejería. Pero para entonces el salario de los demás funcionarios habrá aumentado respecto al de los docentes y eso sin contar que para ese año el docente en cuestión llevará veinticuatro años de servicio mientras que el funcionario con el que se está comparando podría tener menos de tres meses. Es decir que un funcionario docente tendrá que esperar a los veinticuatro años de servicio para cobrar un complemento equivalente al de otro funcionario que acabe de ser contratado por otra consejería cualquiera.

Esta discriminación es todavía más evidente, si cabe, cuando se compara a los funcionarios docentes de la Consejería de Educación con los funcionarios, también docentes, de la Consejería de Pesca y Agricultura (los que imparten docencia en las escuelas marítimo pesqueras) o con los de la Consejería de Turismo (los que imparten docencia en las escuelas de hostelería). Tanto unos como otros tienen las mismas condiciones que los docentes de la Consejería de Educación pero cobran como el resto de funcionarios.

Cualquier persona que analice estos datos con imparcialidad llegará a la conclusión de que a alguien dentro del Gobierno no le caen bien los docentes. Quizás porque durante su época de estudiante se llevó muchos suspensos. Quizás porque se trata de un colectivo que siempre ha sido un referente en la lucha por conquistar derechos y libertades, y eso no parece que esté muy bien visto en nuestros días, principalmente por gobiernos de corte liberal que buscan el rédito electoral y el interés personal por encima de potenciar los servicios públicos.

No sé si se saldrán con la suya, pero la jugada de Paulino y los suyos ha sido maestra, ha fichado a ciertos sindicatos para que les hagan el trabajo sucio, forzando primero una situación de lucha que ha llevado a todo el profesorado a la calle (probablemente no esperaban que el respaldo fuera tan amplio) y firmando luego un acuerdo que es peor que el punto de partida. Casi me atrevo a afirmar que una vez más “Gana la Banca”, pues la estrategia del divide y vencerás favorece siempre (siempre) al patrón. Por cierto, no les recuerda esto a la estrategia seguida por una escudería de Fórmula 1 para impedir que el vigente campeón revalidara el título.

¿Y cómo agradecerá la Consejería a los sindicatos firmantes por los servicios prestados? Tal vez, sólo tal vez, quien hace la ley haga la trampa; porque puestos a buscar organizaciones dispuestas a colaborar en impartir cursos para el profesorado, ya veremos quienes van a acaparar los primeros puestos del ranking. Todavía perdura en la memoria algún problemilla con cursos que después de cobrados no han resultado nada satisfactorios. Pero, eso sí, han resuelto los desajustes presupuestarios de algún que otro sindicato.

A todo lo expuesto habrá que sumar la enorme desilusión que, en estos momentos, debe sentir el profesorado al saber que, con su firma, los referidos sindicatos avalan la interminable lista de calumnias y despropósitos vertidos por la consejera, algo que sin duda dejará, por mucho tiempo, secuelas en el prestigio del profesorado y en las relaciones con los padres y madres de alumnos.

Sólo espero que el profesorado tenga bien claro lo que le conviene y que no se deje llevar por falsas quimeras de cara al próximo referéndum, si es que al final se realiza. Y sobre todo, que tenga buena memoria porque aunque aún quedan casi tres años para las próximas elecciones sindicales, hay cosas que nunca deben olvidarse. Yo por mi parte no pienso olvidar que he pagado con cuatro días de huelga algo que conviene más mi patrón que a mí mismo. Quién me iba a decir a mí, que no comparto la filosofía de jerarquización que nos pretende imponer el estatuto docente, que acabaría poniéndome en huelga para que, en definitiva, nos lo empiecen a aplicar en Canarias antes que en el resto del estado. ¡Para este viaje no hacía falta alforjas!

* Emilio J. Armas, delegado de la Junta de Personal Docente no Universitario de Las Palmas

Emilio J. Armas *

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