Oscar guarda la incógnita

Ni Babel ni Infiltrados, Pequeña Miss Sunshine, Cartas desde Iwo Jima o La Reina han conseguido destacarse lo suficiente para decantarse como ganadores. La crítica está dividida sobre cuál será el título que pondrá el broche de oro a una larga ceremonia.

De ellas, La Reina y Cartas desde Iwo Jima van un poco más rezagadas aunque abiertas a una sorpresa de último minuto. El drama costumbrista sobre la familia real británica tras la muerte de Lady Di cuenta con muchos seguidores pero se ha visto eclipsado por la soberbia interpretación de su protagonista, Helen Mirren, a todas luces ganadora de la estatuilla como mejor actriz.

Y en el caso de Cartas desde Iwo Jima, con todos los méritos que tiene la última obra de Clint Eastwood, el hecho de estar hablada en japonés dificulta su victoria, como le pasó recientemente a otros favoritos subtitulados que se quedaron sin este Oscar como La vida es bella, en 1998, o Tigre y dragón, en 2000.

Sobre el papel, Babel lleva las de ganar al menos como la cinta con más candidaturas, siete, de las cinco que optan a Mejor Película. También le sirven de apoyo sus similitudes narrativas con la ganadora del pasado año, Crash, con una historia en la que tramas diversas confluyen en un mismo filme.

Pero la obra del mexicano Alejandro González Iñárritu también ha contado con numerosos detractores, algo que le puede restar votos en favor de sus rivales.

Recompensa a Scorsese

En el caso de Infiltrados, la victoria rubricaría el espaldarazo que parece de rigor hacia su director, Martin Scorsese. Con 64 años y ocho candidaturas al Oscar en su carrera, seis de ellas como director, parece haber llegado el momento de que esta leyenda viva del cine, autor de obras como Taxi Driver, Toro salvaje o Uno de los nuestros, reciba su más que merecida estatuilla.

Una victoria para su película sellaría el imperioso deseo de la industria de Hollywood de enmendar la plana, una idea en la que coincide toda la crítica. Pero los designios del Oscar siempre son impredecibles y la idea de votar por un remake como lo es Infiltrados como mejor película del año ha podido ahuyentar más de un voto.

Eso deja a Pequeña Miss Sunshine como posible ganadora porque, como explica el crítico Michael Rechtshaffen de la revista The Hollywood Reporter, se trata de una “sátira” familiar “adorada” por el público que “no pretende resolver los problemas del mundo”. Que además sea ganadora de los principales premios que otorgan los sindicatos de profesionales en esta industria, muchos de ellos también miembros de la Academia, también ayuda.

Junto con la segura victoria de Mirren como mejor actriz, el resto de las categorías de interpretación también parecen estar cantadas a falta de la obligada sorpresa de última hora. Como mejor actor, Forest Whitaker y su retrato de Idi Amin en El último rey de Escocia es el claro favorito aunque eso deje a Peter O'Toole sin la estatuilla una vez más tras las ocho candidaturas de su carrera.

En este caso y como él mismo dijo en su momento, la estatuilla de honor que recibió en 2003 a toda su carrera le robó la posibilidad de conseguirla como el resto de los actores ganadores, por uno y sólo uno de sus trabajos como sería este año con Venus. En las categorías secundarias, la debutante Jennifer Hudson y su trabajo como la cantante revelación de Dreamgirls tiene al Oscar derretido porque a la Academia le encanta descubrir estrellas.

Y como mejor actor de reparto, la esperada victoria de Eddie Murphy por Dreamgirls puede verse amenazada por Alan Arkin y su trabajo en Pequeña Miss Sunshine si los académicos se animan a valorar así una larga carrera de buenos papeles secundarios.

Una gran diversidad y una audiencia internacional

Extendida la alfombra roja y preparados los presentadores, todo está a punto para que la 79 edición de los Oscar sea el domingo una vez más la gala televisada más vista del planeta, a lo que contribuye este año el aluvión de candidatos extranjeros.

“Alguien me recordó que este año los Oscar tienen una gran diversidad y que no olvidara que tenemos una audiencia internacional. Lo sé, cómo olvidar eso”, reconoció ante la prensa la productora de la gala, Laura Ziskin, quien puso como ejemplo la candidatura de la española Penélope Cruz como mejor actriz. Cruz es una de las diecinueve aspirantes con nombre hispano en esta edición, en la que dos cortos españoles y tres largos dirigidos por mexicanos -Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón- se conjuraron para batir todos los récords latinos.

A ellos se suman actores, directores y técnicos británicos, australianos, japoneses, húngaros y franceses, entre otros países, aparte del aire danés, alemán, argelino y canadiense en la categoría de película en lengua extranjera, donde también compite la hispano-mexicana El laberinto del fauno, de Del Toro. “Se les proporcionará a los presentadores transcripciones fonéticas de los nombres de todos los candidatos. Haremos absolutamente todos los esfuerzos a nuestro alcance para que los nombres de todo el mundo se pronuncien correctamente, sean del país del que sean”, prometió el director de la gala, Lewis J. Horvitz.

Horvitz, que dirigirá la transmisión de la ceremonia por décima vez consecutiva, integra un dúo de lujo con Ziskin, productora de películas como la saga de Spiderman y que organiza la velada por segunda vez tras la de 2002, que le valió un premio Emmy. Ambos, junto a la novel maestra de ceremonias Ellen DeGeneres, tienen la responsabilidad de que las casi cuatro horas previstas de emisión que comenzarán a las 17.00 horas en Los Ángeles (01.00 GMT del lunes) transcurran de modo ameno.

Para ello se han sacado de la manga una innovación, la Cámara de agradecimientos, situada tras el escenario para que los ganadores, Oscar en mano, se extiendan tanto como quieran en sus discursos de gratitud y los citados en ellos puedan verlo en Internet, en vez de en directo sobre el escenario, lo que haría eterna la ceremonia. La Academia de Hollywood regaló a los 177 candidatos una grabadora en miniatura que dura 45 segundos, tiempo aconsejado para el discurso, a fin de que fuesen ensayando.

De camino al teatro Kodak, los invitados desfilarán por la famosa alfombra roja, cuyos 152 metros y medio de recorrido peinarán catorce cámaras de alta definición, informó la Academia. Otras 350 personas se encargarán de coordinar y manejar veinte cámaras centradas en el escenario y los 3.300 asientos del teatro.

A fin de evitar que se vea una butaca vacía si un invitado abandona la sala, este año por vez primera un pinchadiscos amenizará la espera en las pausas publicitarias, y para suplir a los que aun así salgan habrá 250 personas empleadas como “rellena-asientos”. Todo para que no se empañe una transmisión de la que tiene la exclusiva la cadena ABC y que el año pasado consiguió una audiencia de 76,6 millones de personas en EEUU y cientos de millones más en el resto del mundo a través de 85 canales.

La cobertura informativa también está garantizada por un despliegue mundial de corresponsales que el año pasado se tradujo en 1.896 credenciales de prensa para 277 medios. Mientras, los ensayos de los presentadores que se encargarán de abrir los sobres y pronunciar las famosas palabras de “y el Oscar es para...” comenzaron el jueves pasado.

Entre esos presentadores figura Penélope Cruz, posiblemente, según dijo ella misma, en la categoría de banda sonora, una de las veinticuatro que se llevarán al menos uno de los cincuenta Oscar como los que están en exhibición en el centro comercial Hollywood & Highland, dentro del cual se halla el teatro Kodak. Las estatuillas expuestas carecen de placa acreditativa -que se colocará tras su entrega-, con excepción de dos: la que recibirá el músico italiano Ennio Morricone en honor a su carrera y la del premio humanitario Jean Hersholt, otorgada a la ejecutiva cinematográfica Sherry Lansing por su labor contra el cáncer.

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