Los accidentes y constantes traslados hospitalarios de una residencia de mayores canaria solivianta a las familias

Residencia Casillas del Ángel.

Itziar Fernández

Las Palmas de Gran Canaria —

Un grupo de familiares de la Residencia de mayores de Casillas del Ángel ha manifestado públicamente su malestar por el servicio que se ofrece a los usuarios de este centro. Estos familiares, que prefieren mantener el anonimato, han presentado numerosas protestas ante la dirección del geriátrico y ante el Cabildo tras detectar supuestas “irregularidades” y “falta de profesionalidad” por parte de algunos empleados, según denuncian. También aseguran que sus quejas “caen en saco roto” y que la empresa que gestiona el centro niega cualquier anomalía.

“Tenemos los informes médicos de Urgencias de que los mayores residentes han padecido desnutrición, deshidratación, sobredosis de medicamentos, fracturas de caderas, lesiones, úlceras infectadas o una bacteria que los ha obligado a permanecer aislados”, explican, con mucho dolor, los familiares. Preguntan, incluso, “por qué los médicos de Urgencias del Hospital que curan a los mayores siniestrados, derivados desde la Residencia de Casillas, no abren una investigación o ponen estos hechos en conocimiento de la Fiscalía, mientras que si acude un mayor con un caso similar desde su hogar sí se realizan las inspecciones oportunas”. Revelan que a los residentes “los dejan solos en Urgencias tras llamar a las familias”.

En la actualidad la Residencia de mayores de Casillas atiende a 58 usuarios, y desde de 2015 la empresa que gestiona este inmueble es Clece. El grupo de usuarios que traslada sus críticas prefiere mantener el anonimato ante posibles represalias a sus familiares y amigos residentes, así como para evitar enfrentamientos con el personal laboral, puesto que critican que existe un enorme corporativismo dentro y fuera del centro. “Todo se esconde bajo la excusa de que son problemas habituales entre los ancianos”, apuntan.

En el último año se han presentado al menos dos denuncias de dos familiares diferentes en los Juzgados, y “siguen sin resolverse”. Los denunciantes sostienen que “nadie quiere investigar nada ni destapar los problemas que se registran en este asilo desde hace años”. Estos familiares indignados, que acuden frecuentemente al inmueble a cuidar y visitar a los residentes, advierten que “es común encontrarlos tumbados, desatendidos y con la ropa de cama sucia tras hacerse sus necesidades encima”. Al pasar tantas horas junto a ellos aseguran haber sido testigos de que “el personal chatea con su móvil durante la jornada laboral”. “Algo que consideramos incompatible con las necesidades de los mayores, lo que supone una dejadez de sus funciones”, destacan.

Los denunciantes insisten en que en un geriátrico puede haber sucesos, pero “tantos accidentes en tan breve espacio de tiempo son consecuencia de una mala gestión y una absoluta dejadez”, declaran. “Nuestros padres o abuelos cuando entran se valen por sí mismos, y hemos comprobado que enseguida pasan a ser encamados, y están muy medicados”, aseguran. A su vez, se quejan de que les bañan y dan de comer a toda velocidad. “Si nos quejamos nos dicen que los hemos abandonado en una residencia y si no estamos contentos que mejor estarían en sus casas”.

Los familiares insisten en que muchos mayores necesitan una atención especial: “Se supone que pagan e ingresan en este centro sociosanitario para estar más controlados y tener una mayor calidad de vida que en sus casas”. Estos familiares y amigos, críticos con el funcionamiento del centro, y que acuden con regularidad a visitar a los residentes, manifiestan que los mayores se quejan y protestan por el trato del personal laboral, “y su única respuesta es que están saturados de trabajo”. “Lo peor es la forma en la que dan de comer a los que sufren más dificultades para masticar”, detallan los familiares. “Se mezcla todo, la sopa o crema de verduras con el yogur, el agua, la fruta triturada, todo junto para acabar antes, y se convierte en un alimento asqueroso que no se lo daría ni a un perro”, aseguran las familias.

“A los visitantes nos prohíben hablar con otros mayores que no son de nuestra familia para que no nos enteremos de los problemas internos, por lo tanto ahí dentro se vive como en una prisión, y deben pedir permiso para todo”, apuntan. Incluso varios usuarios han declarado que viven atemorizados, y aseguran haber sufrido durante su estancia situaciones muy desagradables. Uno incluso se escapó una noche, cansado del trato. Diario de Fuerteventura ha tratado de contactar con la empresa que gestiona la Residencia de mayores de Casillas, pero ha rechazado dar su parecer.

Rosa Delia Rodríguez: “El 99% de las valoraciones de los familiares son muy positivas”

Rosa Delia Rodríguez Clavijo, consejera de Bienestar Social, Sanidad, Vivienda, Juventud y Consumo del Cabildo Insular manifiesta que desde el departamento se trabaja para garantizar una correcta atención a los mayores dependientes acogidos en la residencia de Casillas del Ángel. “Mantenemos reuniones periódicas con familiares y personal de la empresa adjudicataria del servicio de esta residencia en aras de garantizar el objetivo último que no es otro que ofrecer una asistencia de calidad a nuestros mayores”, explica la consejera. “En esos encuentros, en líneas generales, el 99 por ciento de las valoraciones hechas por familiares son muy positivas”, asegura.

“Además”, añade, “contamos con unos profesionales que están encargados de velar por el cumplimiento del contrato de la gestión que tiene el Cabildo para el buen funcionamiento de esta residencia”. “Entendemos”, apostilla, “que la labor del Cabildo de Fuerteventura es velar por el bienestar de estas personas y, por encima de todo, preservar la integridad y la intimidad de las mismas”. La consejera prefiere no entrar a valorar esos casos particulares, ya “que existen vías legales a las que se puede acudir”.

Manifestaciones para mejorar el convenio laboral

El pasado 21 de junio un grupo de trabajadores de la Residencia de Mayores efectuó una protesta en la puerta del centro para exigir a la empresa que cumpla con el convenio laboral y aplique las subidas anuales que les corresponden. El comité de empresa pidió más personal porque se trabaja con una plantilla “demasiado ajustada”. Además, reconocen que les han abierto varios expedientes disciplinarios que han generado bastante mal ambiente en el geriátrico, y en las últimas semanas han negociado con la empresa el convenio laboral.

“Estamos dispuestos a mantener reuniones con el Cabildo para mejorar el servicio que se presta en el centro”, añaden los trabajadores. La plantilla total es de 65 personas y por turnos trabajan de lunes a viernes en horario de mañana una enfermera, seis auxiliares, tres limpiadoras, una persona de mantenimiento, la trabajadora social, animadora, un administrativo y los fines de semana los servicios mínimos son de enfermería, auxiliares y limpieza.

Dos nuevos centros sociosanitarios en El Charco

El Cabildo de Fuerteventura publicó el pasado mes de enero el estudio de viabilidad del contrato de concesión de obra pública para la redacción del proyecto, financiación, construcción y explotación de una residencia insular para atender a mayores dependientes, y centro de día en el municipio de Puerto del Rosario. La Corporación insular quiere finalizar este año el proceso administrativo de estos dos nuevos centros sociosanitarios insulares que sustituirán a la Casa de los Mayores de Casillas del Ángel. La nueva residencia tendrá capacidad para 100 plazas residenciales y 30 de estancia diurna y se levantará en una parcela situada en el barrio de El Charco, cedida por el Ayuntamiento de Puerto del Rosario.

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