Los Cabildos canarios son equiparables a las diputaciones provinciales del continente, como todo el mundo sabe, lo que significa que están sujetos a esta y a otras normas de igual rango. Siendo así, ¿alguien tendrá la osadía de recurrir y obligar al Cabildo a colocar en lugar preeminente otra bandera, en este caso la rojigualda? Porque personas capaces hay que hasta pensarán que la enseña nacional quedará en desventaja al compararse el mástil soriano con el que soporta la bandera que ondea en la cercana Comandancia de Marina. Pero puestos a incordiar, sepan que la ley de las banderas se incumple también en la fachada del Cabildo, donde figura la de Gran Canaria veinte metros por encima de las de España, Canarias y Europa.