Entonces, si el éxito parece probado en lo cultural, además de rentable en lo económico, ¿qué pasa en Las Palmas de Gran Canaria? La respuesta es tan sencilla como lamentable: que al gobierno municipal del Partido Popular no le gusta la directora del Womad para España y Portugal, Dania Dévora. La consideran una persona políticamente desafecta, por mucho que durante el mandato de Pepa Luzardo, también del PP, no solo se mantuviera el Womad sino que también se le contrataran a Dania Dévora, ya como productora especializada en teatro, acontecimientos tan lustrosos como el Don Juan Tenorio de Vegueta, que también ha quedado cancelado, o al menos cancelada la contratación a esa productora. Para enturbiar una decisión puramente sectaria, el equipo de gobierno se dedica a lanzar insidias sobre la transparencia en la contabilidad del Womad y sobre el coste que tienen los espectáculos de Dania Dévora. Para cerciorarse acerca de esa transparencia ya se ocuparon algunas autoridades municipales de Las Palmas de Gran Canaria de telefonear a sus correligionarios de Cáceres, que les explicaron que las cuentas las tienen muy claras y que les parecen muy ajustados los precios del Womad. Bien es verdad que en Cáceres, el Womad de dos días cuesta 300.000 euros, 50.000 menos que en la capital grancanaria, pero el sobreprecio es el de los billetes aéreos, una tiranía a la que se tienen que enfrentar todos los promotores y productores culturales cuando traen a las islas cualquier espectáculo.