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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Telde, la degradación extrema

María del Carmen Castellano, junto a Guillermo Reyes. (TELDEACTUALIDAD)

La degradación en la ciudad grancanaria de Telde ha rebasado todos los registros soportables sin que, a fecha de hoy, los partidos políticos con imputaciones y/o comportamientos bastardos hayan movido una sola ficha en favor de la depuración. No hace muchas semanas volvíamos a ver al presidente del PP de Canarias, José Manuel Soria, explicar en una cadena nacional de televisión –una de ésas que no pretende cerrar, todavía- que el caso Faycán fue un ejemplo de cacería judicial, policial y periodística. Habló de detenciones con helicópteros, con cámaras, con personas esposadas y humilladas, para añadir a continuación que todo aquello “quedó en nada, si acaso uno o dos imputados”. El caso Faycán pesa todavía como una losa sobre la credibilidad y la honradez del Partido Popular de Canarias por culpa de falacias sorianas como esas y, sobre todo, por la evidencia de que los acusados siguen en activo y cobrando del erario público. Es el caso, sin ir más lejos, del que era alcalde de la ciudad cuando estalló el escándalo, Paco Valido, contratado como asesor para embellecimiento de las carreteras por el Cabildo de Gran Canaria. O la alcaldesa de la ciudad, María del Carmen Castellano, que volvió a presentarse a las elecciones en 2011 para, con el apoyo de Coalición Canaria y AFV Ciuca, alcanzar el bastón de mando como si las manchas del pasado se hubieran lavado con el respaldo –irresponsable, todo hay que decirlo- de los que la votaron. La podredumbre de aquel cuatrienio negro se extendió por muchos despachos de aquel ayuntamiento y no hubiera sido posible sin el concurso de elementos tan indeseables como Guillermo Reyes, un extraño personaje a caballo entre Rasputín y el pequeño Nicolás, con toques de Cantinflas, que todavía ocupa plaza de concejal en ese Ayuntamiento. Y con posibilidades de volver a ser reelegido y, como es su vocación, repetir como bisagra en algún pacto en el que seguramente le volverá a estar esperando el PP con los brazos abiertos. Su partido, AFV-Ciuca, es la traducción local del populismo rastrero que canaliza como ninguno la indignación y la ignorancia hacia una ideología que sólo entiende de operaciones urbanísticas o de cualquier índole administrativa cuanto menos sospechosas.

José Luis Mena y María Jesús Santana

La corrupción y las malas artes de aquel cuatrienio negro se extendieron a otros despachos de concejales y de funcionarios. La actualidad nos ha devuelto a la primera plana a uno de estos últimos sin cuyo concurso grandes escándalos teldenses hubieran sido imposibles. Se llama José Luis Mena y ya se ha sentado por tercera vez en un banquillo para responder por causas penales, todas ellas de suma gravedad. Dos por clara corrupción: un cohecho en el caso Grupo Europa y una falsificación de documentos en un expediente administrativo para sacar de la política a un concejal de Nueva Canarias, Ildefonso Jiménez, uno de esos políticos que desmienten por completo la definición facilona de “casta” que hacen los de Podemos. Mena encarna la figura del funcionario que desde que vio que en la política se podía mamar, se dedicó a eso desde el primer día con un descaro grotesco. Está imputado en el caso Faycán y esta pasada semana se sentó nuevamente ante un juzgado penal para responder por la que hasta ahora es su tercera acusación, un acoso moral de libro a un funcionario al que ni él ni Guillermo Reyes ni otra funcionaria del clan, María Jesús Santana, podían permitir que les afeara su comportamiento. Todos ellos forman parte de una trama que convirtió el Ayuntamiento de Telde en su finca particular en la que se favorecía a los que les daba la gana o se mortificaba a los desafectos en función de lo que ordenara la superioridad, que sabía lo que se hacía. María Jesús Santana puede haber pasado desapercibida hasta esta semana, pero su trayectoria es bastante llamativa. Mano derecha de Mena en algunas operaciones muy cochinas, es de las que no se corta a la hora de exigir justicia, estando como está metida hasta el corvejón en asuntos como la finca de San Rafael, en la que gracias a un informe suyo puesto en entredicho por técnicos y jueces, Telde compró una propiedad que no servía para nada con el único objeto de que un empresario se pusiera las botas y repartiera con los que se lo pusieron a tiro.

La arquitecta que se vio acosada

Guillermo Reyes, José Luis Mena y María Jesús Santana se enfrentan a la petición del Ministerio Fiscal de dos años de prisión por haber acosado laboralmente al funcionario Raúl Santana, dirigente de Comisiones Obreras, al que persiguieron por tierra, mar y aire sencillamente por ser un estorbo para sus propósitos de oscurantismo en los expedientes que ellos tenían que tramitar a su manera. María Jesús Santana era (y si hubiera oportunidad, lo seguiría siendo) la mano derecha de José Luis Mena en Urbanismo, y su defenestración, coincidente con la tardía caída en desgracia de su mentor, la llevó a la justicia para demandar al Ayuntamiento por la decisión –también tardía- de apartarla del departamento de Urbanismo y trasladarla a Educación. ¡Por acoso laboral!, casualmente el mismo delito por el que le podrían caer penas de prisión y de inhabilitación. El Tribunal Superior de Justicia, en una sentencia que no admite recurso, le ha dado la razón al Ayuntamiento, por lo que sus pretensiones, que incluían una indemnización de 10.000 euros por el daño moral que ella sentía, se han quedado en nada. Lo mejor de la sentencia, sin embargo, es el reconocimiento que la actora hace de que su productividad, como mínimo, puede considerarse baja. En su mesa (y alrededores) se llegaron a acumular 94 expedientes pendientes de su informe con un retraso de hasta año y medio, lo que desde luego dice mucho de la jeta de la señora. En todo el Ayuntamiento de Telde se sabe que tanto ella como Mena agilizaban los expedientes que ya venían lubricados y retrasaban los que no habían pasado por el correspondiente túnel de lavado y engrase.

Este lunes, de nuevo ante la jueza

La podredumbre corrupta en el Ayuntamiento de Telde parece no tener fin. O al menos así será hasta que abandonen sus cargos y los alrededores de la plaza de San Juan los que lo llevaron a esta situación y algunos que desde 2011 se sumaron al equipo de los corruptos. La alcaldesa de Telde, que ha tenido que poner su casa en prenda para hacer frente a las posibles responsabilidades civiles que pudieran derivarse del caso Faycan (según La Provincia) que estalló en 2006, sigue sumando procesos judiciales penales, lo que demuestra que no ha aprendido nada. Su presidente regional, José Manuel Soria, parece seguir confiando en ella para que repita como candidata en 2015, lo que también debe conducirnos a pensar que él tampoco ha aprendido nada. Este lunes irá de nuevo como imputada a los juzgados de Telde María del Carmen Castellano, y esta vez para responder a un asunto que denunciábamos aquí desde que ocurrió: el pago de más de 13 millones de euros a Ambrosio Jiménez dentro del paquete de facturas de proveedores cuando se trataba en realidad de un convenio urbanístico fallido que se fraguó, ¡cómo no!, cuando el concejal de Urbanismo era Guillermo Reyes. A eso se debe unir el caso Decathlon y, estén atentos a sus pantallas, su empeño personal en hacer jefe de la Policía Local al que pasa por ser algo más que un recomendado.

Soria, troleando ante Ana Pastor

La capacidad de José Manuel Soria para convertir en verdad sus más rastreras mentiras no se detienen ni siquiera ante entrevistadoras tan mordaces como Ana Pastor. Este domingo estuvo el ministro en El Objetivo (La Sexta)y la periodista no logró bajarlo del burro, ni siquiera cuando le pinchó un vídeo de González Pons diciendo en 2011 que el petróleo es incompatible con el turismo. “No comparto esa opinión de mi compañero, porque en California, donde están los resorts más importantes...”, etcétera, etcétera, etcétera. Ni una sola concesión a la situación particular de las prospecciones en el Mediterráneo, lo que unido a una insinuación que dejó caer, todo podría apuntar a una reconsideración gubernamental acerca de un informe negativo de impacto ambiental para las prospecciones en las costas de Baleares o el Levante peninsular. Sí que se le notó algo molesto, desde el minuto uno, cuando Pastor lo acorraló con las ciudadanos que no tiene dinero para pagar la luz, a lo que Soria respondió tanto con las respuestas de manual que, cuando hubo repregunta, terminó echándole el paquete a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos. ¿Y la gasolina? ¿Por qué no baja? Hombre, verá usted, por los impuestos. Mucha insistencia hizo en que él y el Gobierno del que forma parte por defender el interés general, aun cuando la entrevistadora le dijo que eso no lo ponía en duda, y muy torpe remitiéndose constantemente al Instituto Nacional de Estadística (INE) para sostener lo que nadie se cree, que la factura eléctrica ha bajado en nuestro país.

El que evita el peligro...

Soria evitó en todo momento meterse en sus jardines recurrentes de siempre durante su discurso. Casi diríamos que mojarse, mojarse, se mojó solamente con Repsol, como viene siendo habitual, y en el mantra de que su Gobierno respeta mucho a la justicia, especialmente por la decisión de mandarse a mudar del ex fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce. Pero se tropezó con una irreductible Ana Pastor, que le recordó que extrañamente se habían puesto de acuerdo todos los medios informativos al sostener que su marcha fue producto de las presiones a las que le sometió el Gobierno con asuntos como las investigaciones de corrupción del PP y la cuestión catalana. Fue quizás ese el momento en el que más se le notó al ministro que escondía la verdad tras el prontuario del partido y del Gobierno, especialmente porque en su empeño por ceñirse a las “razones personales que ha dicho el propio fiscal general” olvidó que el dimitido no ha abierto la boca y que esas razones oficiales sólo aparecieron en un comunicado oficial de la Fiscalía General del Estado.

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