Lo que no han contado las crónicas, que sepamos, es qué pintaba Pedro Luis Cobiella en la expedición y sin separarse un sólo minuto de la comitiva presidencial. Fue el único que viajó desde Madrid con Adán, lo que llevó a la parte balear a pensar que también era alto cargo. Lo vinimos a comprender al cuarto día, el sábado 18, cuando todos viajaron en avión privado a Cancún, México. Allí se entrevistaron con el ministro de Turismo mexicano y colocaron la primera piedra del hospital Hospitén-Cancún, propiedad del empresario tinerfeño. Ya saben que Cobiella ha vuelto a hacerse con el control de la empresa tras recomprar a la sociedad de capital-riesgo Mercapital, en un acuerdo que los analistas tinerfeños de información económica sitúan en un reservado del restaurante El Coto, de Santa Cruz. El regreso de las comitivas canaria y balear ya se produjo en vuelo regular, pero en Baleares no supieron darnos referencia de qué fue del avión privado del señor Fluxá al que tanto rendimiento sacaron.