Igual que nos metimos con la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria por su manía de aparcar coches fantasmas en lugares estratégicos, incluso debajo de las bolas del árbol de Navidad de la calle de Triana para dejarnos tranquilos, felicitamos a ese cuerpo cuando acierta. Y lo debe hacer a menudo, seguro. Por ejemplo, a últimas horas de la tarde de este viernes pudimos ver cómo un coche patrulla con su correspondiente dotación humana, sin árbol de Navidad, sin bolas y sin fantasmadas, detenía a un tironero. Un quince, que conste.