Es lo que pasa cuando se pactan cosas como las que en su día pactaron el PP, el PSC y el tránsfuga Juan Francisco Ramírez. Éste pidió lo que creyó oportuno para traicionar a su grupo, Coalición Canaria, y propiciar que Marco Incomparable se convirtiera en alcalde prestado de San Bartolomé de Tirajana. Y lo que pidió se lo tuvieron que dar. A saber, las concejalías de Urbanismo, Turismo, Playas, Policía Local y Disciplina Urbanística. Faltó la de cementerios y de parques y jardines, pero porque no se acordó de ellas en ese momento o porque, de repente, no dan el juego económico-político-empresarial que deberían dar. Total que le dieron las concejalías y la capacidad suficiente para gobernarse solo sin que nadie lo pueda meter en vereda. Encima este mes de julio estuvo de alcalde en funciones, con lo que a las potestades ya descritas se sumó la de creerse el rey del mambo. Y ya se ha armado. Lo que está pasando en la Plaza de Maspalomas no es un hecho aislado, como ahora pretende vender al mundo Marco Incomparable. Él y medio sur saben de los conchabos que ha habido siempre en torno a esa famosa parcela X que ya costara un día la dimisión irrevocable del concejal Fermoso por un quítame allá esos apaños. Pero ahora, no se sabe cuántos años después, el concejal Ramírez vuelve a la carga y entra a saco en ese centro comercial.