Nos consta que desde el Gobierno de España, que todavía no ha tenido tiempo para calentar sus poltronas, miran con lupa muy determinadas cosas que ocurren en Canarias. Merecen especial consideración todas las que tienen que ver con José Manuel Soria y José Carlos Mauricio, así como con todos sus mariachis en las diferentes operaciones en que andan metidos. Si es el puerto, Arnáiz, si es el gas, Eusebio Bautista. Este viernes se empezaron a escuchar soplidos de alivio por parte de personas sobre las que el caudillo soriano había puesto su mirada para mandarlos al paro, como el gerente de la Asociación Mixta de Arinaga, José Domínguez, que ha pasado los peores meses de su vida profesional desde que el presidente del Cabildo entró por allí como elefante en cacharrería para hacer una operación de compra-venta de terrenos que ahora se le está empezando a venir abajo. Y todavía no ha llegado por aquí José Segura, nuevo delegado del Gobierno, que también trae instrucciones precisas.