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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Nepotismo castizo de Podemos en el Cabildo de Gran Canaria

El consejero electo de Podemos en el Cabildo Juan Manuel Brito, su compañera sentimental, Noemí Parra (i) y la consejera electa de Podemos, María Nebot (ALEJANDRO RAMOS)

Carlos Sosa

Resulta muy difícil encontrar mayor cúmulo de disparates en política de nombramientos que los que estamos conociendo en este largo y accidentado comienzo de legislatura (en la política regional) y de mandato (en las corporaciones locales canarias). Todavía sigue sin dimitir o sin ser destituida la directora general de Relaciones con la Administración de Justicia, una aberración política que el PSOE se permite a la espera de ver si le merece la pena el desgaste público de reconocer la solemne cagada de su consejero de Presidencia, Aaron Afonso, o si lo mejor es esperar a que entre el PP en el Gobierno para que sea ese alto cargo, Lourdes Quesada, el único de los nombramientos socialistas que resulta confirmado. Las primeras personas que han mantenido contactos con otros altos cargos de la Administración autonómica, como la viceconsejera de Medio Ambiente y Seguridad, Blanca Pérez, se preguntan si de repente estamos sosteniendo con dinero público una ONG de recolocación de políticos desahuciados por sus propios comportamientos. Se infla la administración autonómica con una sucesión vergonzosa de cargos con competencias solapadas para dar cabida a tantos estómagos ansiosos de convertirse en agradecidos al mismo tiempo que se paraliza el nombramiento de otros sencillamente por venganza partidista. En esa incomprensible y humillante situación mantiene Coalición al PSOE con los nombramientos de Manuel Fajardo como viceconsejero de Justicia y a José Francisco Armas como viceconsejero de Relaciones con el Parlamento en lo que se resuelven los conflictos en el Cabildo de Lanzarote, de donde es el primero, y en la isla de El Hierro, de donde es el segundo. ¡Cojonudo! Los que confiaban en gestos de regeneración política en el Cabildo de Gran Canaria ya pueden irse desengañando: el pacto de Nueva Canarias con el PSOE y Podemos empieza a dar los primeros síntomas de decepción a muy pocas fechas de los cien días gozosos. Que el PSOE quiere colocar al frente de la Dirección General de Obras Públicas a su lideresa tirajanera, Conchi Narváez, tras la frustración que les produjo no elevarla a la Consejería de Obras Públicas en una maniobra grotesca, podría considerarse normal si atendemos a la trayectoria política y orgánica de quienes gobiernan el partido en la isla. Pero que Nueva Canarias y Podemos estén cayendo en la bajeza del nepotismo y de los concursos de capacidad y méritos a la medida es algo que mucha gente no se esperaba en absoluto. Podemos, particularmente, vuelve a tener un grave problema con su líder en el Cabildo, Juanma Brito, supuestamente suspendido de militancia en junio pasado tras aflorar un escándalo por presunta corrupción de menores en un pasado muy lejano, sin que se conozcan detalles que permitan aventurar si esa suspensión se va a prolongar, si se va a producir una expulsión definitiva o si se le va a rehabilitar con todos los honores. Lo que les vamos a contar complica desde luego esta última posibilidad.

Un puestito para la pareja del vicepresidente

Ya resultó llamativo, a la par que ridículo, el comunicado que ordenó emitir en agosto el vicepresidente tercero del Cabildo de Gran Canaria, Juan Manuel Brito, anunciando urbi et orbi que por primera vez en la historia de la institución asumía la presidencia un ser de su condición, es decir, un político de la gente. Lo hacía por vacaciones de Antonio Morales y de Ángel Víctor Torres, no por el resultado de una intensa, apasionante y apasionada votación de un círculo de Podemos. Pero le admitimos esa presidencia efímera como animal de compañía. Paralelamente el hombre ponía en marcha una política de nombramientos de cargos de confianza que ha despertado justo la desconfianza en la dirigencia insular de Podemos. Y no solo porque se haya constituido el hombre y su equipo en república independiente de Gran Canaria, sin consultar ni someter a la consideración de nadie sus decisiones, sino por el tufo a nepotismo que tira para atrás en algunas de las selecciones convocadas a través del Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de Las Palmas. El más llamativo, sin duda, el de su pareja, Noemí Parra, una profesional de mucha solera y de mucho prestigio en el terreno de la igualdad y de la violencia de género que Brito quiere colocar precisamente como directora general de Igualdad. Mal asunto. Para tratar de vestir la cacicada, el vicepresidente tercero (y presidente en funciones unos días en agosto, vaaaale) se ha escudado en que la decisión de elegir a Parra no es suya sino de la consejera de Igualdad, su compañera y amiga María Nebot. A ella cabría entonces atribuir la responsabilidad entera de la publicación en el BOP del perfil requerido para el puesto: licenciado en Antropología Social y Cultural; se valorarán otras titulaciones complementarias, de grado y de posgrado; experiencia profesional en puestos de responsabilidad y gestión relacionados con la igualdad, especialmente como agente de igualdad (…) Se valorará la docencia universitaria, especialmente en el ámbito de estudios de género y políticas de igualdad; se valorará la actividad investigadora en ámbitos relacionados en los anteriores apartados. ¿Y esta persona tan cualificada quién es?

Les presentamos a Noemí Parra

Basta con leerse el extracto del perfil profesional y académico de Noemi Parra en Linkedin para descubrir que el (o la) que redactó los requisitos para cubrir la plaza de director general de Igualdad del Cabildo de Gran Canaria no se estrujó precisamente la sesera. Veamos: “Sexóloga coordinadora de Malegría Sexología. Profesora Asociada de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria del Grado de Trabajo Social (presencial y telefomación) y del Programa de Mayores Peritia et Doctrina con la asignatura ”Vida afectiva y sexualidad en la madurez“. Tutora para la Acreditación para la Igualdad en el Centro Educativo de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias. Una década de experiencia e intervención socioeducativa en género y sexualidad con diferentes colectivos entre los que destacan: jóvenes, mujeres y personas con discapacidad. Formadora con amplia experiencia en género, políticas de igualdad y sexualidad”. Además de antropóloga, Parra es trabajadora social tiene un master en sexualidad, otro en género y políticas de igualdad y ha tenido puestos de responsabilidad y gestión en su especialidad. Es decir, que cumple uno por uno con los requisitos publicados en el BOP, lo que le hace acreedora del cargo de directora general de Igualdad del Cabildo de Gran Canaria, dotado con un salario bruto anual de 53.485,88 euros. Y a otra cosa.

Un economista para Participación Ciudadana

Pero de la somera lectura del BOP del 14 de agosto, en el que se publica la convocatoria de la plaza a la medida para doña Noemí Parra, se deduce que no es solo esa plaza la que aparece designada a priori. También bajo la responsabilidad directa de Podemos, y más concretamente de Juanma Brito nos encontramos con el puesto de director o directora general de Participación Ciudadana, cargo para el que se exige, atención, la titulación de licenciado en Economía. ¿En Economía? Sí, pero con un doctorado en Sociología y Economía, aaaaaaah, y a ser posible, un máster en Desarrollo Socioeconómico. Nos ahorramos el resto de exigencias porque son tan específicas que nos obligan a quedar a la espera de ese nombramiento, otro de los que Antonio Morales, presidente del Cabildo, ha dejado en remojo para que Podemos rectifique antes de que sea peor. A Podemos también ha correspondido la designación de director general de Medio Ambiente, cargo para el que eligió, como es menester, a un naturalista, a un biólogo, a un licenciado en Ciencias del Mar… Ah, no, en las exigencias publicadas en el BOP se incluía como requisito indispensable que la persona en cuestión fuera licenciado o licenciada en Económicas o en Administración de Empresa, que tuviera experiencia profesional al frente de empresas públicas, en la dirección y gestión de proyectos de desarrollo rural y sostenible, en la docencia en materia de desarrollo local y en la elaboración de diagnósticos y planes de desarrollo rural. Todos esos requisitos los cubre el elegido, Manuel Carmelo Amador, miembro de la candidatura con la que Juanma Brito se presentó a las primarias de Podemos.

El PSOE y Nueva Canarias, también

Pero si Podemos no escapa de la quema, ¿qué cabría esperar de los partidos tradicionales? ¿Lo mismo? ¿Peor? Pues no, ya ven ustedes. Los partidos tradicionales siguen vistiendo el muñeco como es menester, es decir, para colocar a los suyos en los puestos de confianza hacen el paripé de siempre, pero al menos tienen la precaución de no promocionar con dinero público a esposas, familiares o seres queridos en puestos de relumbrón que saltan a la primera. El PSOE, por ejemplo, parece empeñado en darle sueldo público a Conchi Narváez, lideresa en San Bartolomé de Tirajana, para que Chano Franquis pueda contar con su apoyo en su carrera para repetir como candidato al Congreso de los Diputados. Narváez es una de las directoras generales pendientes de nombrar para el área de Obras Públicas, la cartera que Ángel Víctor Torres quiso que asumiera en el Gobierno de Canarias con el resultado de todos conocido. ¿Y Nueva Canarias? Al partido de Román Rodríguez y de Antonio Morales le hemos trincado en dos renuncios de esos de vestir al machango. Para nombrar director general de Desarrollo Económico, Energía e I+D+I se incluyó como exigencia primera ser ingeniero ¡de Caminos! Eso sí, a ser posible con cinco años de experiencia en la dirección de instituciones públicas y un master en formación de posgrado en energías renovables, justo las condiciones que cumple Leonardo Marcos. Pero el premio al muñeco mejor vestido se lo lleva el anuncio para elegir director general de Cultura y Patrimonio Histórico y Museos. La única titulación posible para acceder al puesto fue la de doctor en Filología Hispánica, exigencia a la que se añadió la de tener experiencia en instituciones públicas en cargos de responsabilidad en el área de Cultura. Un perfil que solo podía reunir el agraciado, también con un premio de 53.485,88 euros, Oswaldo Luis Guerra. Los felicitamos a todos ellos y les deseamos muchos éxitos. Y a los que quedan pendientes de nombrar por sospechas claras de nepotismo, una recomendación: mejor una huida a tiempo que una victoria.

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