En las oficinas del periódico El Mundo, en Madrid, nunca olvidarán la primera vez que apareció por allí Larry Álvarez. Acudió a entrevistarse con Melchor Miralles para hablar de los premios Canarios en el Mundo, una idea consistente en dar una millonada a la empresa editora del diario de Pedrojota a cambio de un paripé para premiar la encomiable tarea científica y cultural de personajes isleños. Se alegraron mucho de escucharle porque traía pasta fresca, pólvora del Rey. Como si no fuera suficiente con las distinciones locales y regionales, como para tener que regalar dinero al amigote madrileño. En fin. Esa broma cuesta a los grancanarios la nada despreciable cantidad de 300.000 euros cada dos años, que viene a ser la periodicidad del invento. Un invento que este jueves tuvo en Madrid su solemne acto de constitución del jurado.