Por si era poco el lío, este miércoles apareció en escena la empresa Canaragua, filial de Aguas de Barcelona, la empresa que en su día perdió el concurso de la privatización de Emalsa y que mantiene vivo en los tribunales un recurso que puede anular esa operación. Ya ganó en su día el pleito, pero José Manuel Soria arregló el asunto con una triquiñuela administrativa que permitió mantener la adjudicación que ahora critica Pepa y que Soria había prometido desmontar antes de ser alcalde. Ni una cosa ni la otra: Saur y Unelco mantuvieron su presencia en la empresa, Canaragua volvió a recurrir y ahí anda la cosa. Pepe Juan González Batista, el hombre de Aguas de Barcelona en Canarias, ha lanzado un órdago a la alcaldesa, y le insta a que le invite a presentarle una oferta económica. González Batista, con su habitual socarronería, indicó este miércoles que se ha enterado por la prensa de los vanos intentos de Pepa de vender, cuando ya se ha reunido con la alcaldesa al menos en una ocasión y sabe lo que hay.