Más cerca de nuestros frenéticos tiempos, el 26 de enero de 2012, el otro día, el ministro de Industria proclamaba que el Gobierno no iba a dejar tirado al sector de la minería. “El carbón seguirá siendo parte de nuestro mix [energético]”, garantizaba Soria desde su cuenta en Twitter, de donde, por cierto, ha desaparecido su promesa de que no se tocarían las subvenciones a las cuencas mineras, cosa que ha terminado por pasar. La verdad es otra bien distinta, como atestiguan los mineros encerrados en minas asturianas o los que la semana pasada se plantaron en Madrid para protestar por las promesas incumplidas, por los anuncios fantasmas. Unas protestas que se han saldado como las de Lanzarote, con la imputación de cargos a uno de los manifestantes. Era el único sector que le faltaba al ministro canario por rebelarse, una vez lo han hecho sucesivamente las empresas de las renovables, las eléctricas, los empresarios turísticos canarios, la presidenta argentina? Y el Gobierno de Canarias en todas sus acepciones. Ah, no, espera, hay alguien encantado con el ministro Soria, el tal Antonio Brufau, presidente de Repsol. A ver si se nos iba a olvidar el compadreo.